Por Sergio Anaya
Este fin de semana Andrés Manuel López Obrador realizó una gira más de trabajo por el sur de Sonora, ahora en municipios de poca población donde impulsa su proyecto partidario, Morena.
Una vez más AMLO, como el Sísifo de la mitología griega, intenta alcanzar la cima del poder político en México llevando a cuestas una pesada piedra, una carga en la que se mezclan la agresividad del México conservador contra su proyecto, las trampas del sistema político, la oposición de sus excompañeros de partido, y la indiferencia de una buena parte de la sociedad mexicana ahora que lo único importante parece ser la sobrevivencia.
Con esa pesada carga AMLO escala la montaña hasta llegar casi a la cima, pero cuando ha estado a punto de alcanzarla, todo se derrumba y tiene que empezar de nuevo. Ahora en un intento más, la piedra tiene un peso añadido en los riesgos para el tabasqueño cuya salud ya no es la de hace dos años y menos aún la que tenía en el 2006.
Puede criticarse a AMLO por varias razones, y algunas de ellas serán válidas, pero nadie puede negarle su perseverancia, la fe inquebrantable en sus principios y anhelos por un México más justo. No hay en México ningún personaje político de alto nivel que pueda presumir de la congruencia y la honestidad que han caracterizado al tabasqueño desde que se convirtió en un protagonista central de la vida pública nacional.
Sus adversarios más conocidos, desde Carlos Salinas de Gortari a Vicente Fox y Felipe Calderón, de Diego Fernández de Ceballos a la cúpula priista, han sido exhibidos tarde o temprano por sus prácticas corruptas y actitudes fársicas. Incluso periodistas del sistema que cultivan y difunden el odio contra AMLO, no duran mucho sin exhibirse tan grotescos como son.
Pese a ello, AMLO debe impulsar su proyecto cuesta arriba y cargando una pesada piedra, como lo hizo durante sus dos campañas por la presidencia de la República. Entonces fue notoria la diferencia de las cargas que llevaban a cuestas AMLO y sus contrincantes. Cito dos ejemplos inmediatos. Contra Felipe Calderón debió enfrentar al poder presidencial de Vicente Fox y a la perversidad de los medios que ampliaban al límite de lo truculento trivialidades como aquella del “cállate chachalaca”, la frase que analistas pomposos e hipócritas calificaban como un error desproporcionado, letal del candidato de la izquierda, y lo hacían para facilitar la imposición fraudulenta.
Después, en el 2012, los poderes fácticos y la maquinaria propagandística de los grandes medios de comunicación se volcaron a engrandecer la figura del candidato priista, que tuvo los mejores enfoques de las cámaras televisivas, mientras se trataba de empequeñecer al candidato de la izquierda, que en los encuadres televisivo siempre se veía grotesco.
Así ha sido la lucha de AMLO durante estos años. Cuando está a punto de llegar a la cima, la pesada piedra rueda hacia abajo y entonces hay que empezar de nuevo, como lo hace ahora con el proyecto de Morena.
Tal vez él no llegue la cima, pero tiene la perseverancia de Sísifo y la convicción de que tarde o temprano sus ideales si llegarán.
Rechaza RDB un casino más
La reiterada negativa del alcalde cajemense Rogelio Díaz Brown a permitir la apertura de un casino más en Cajeme, es una postura respaldada de manera amplia por la sociedad local. Ceder en esto por lo tanto tendría un costo político de grandes proporciones para el joven alcalde cuya carrera aún no termina, más bien, apenas empieza.
Por eso esta semana, Díaz Brown se vio forzado a reiterar dicha negativa ante el crecimiento de un rumor sobre la presunta apertura del nuevo casino.