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La ilusión vale cuando la realidad la toma de la mano.
Anónimo.
Además de disputarse los espacios públicos del municipio, una escena por lo más bochornosa de pintar y repintar como si los recursos sobraran, las autoridades de Sonora y Cajeme también compiten en la categoría de ilusionismo y efectos especiales para demostrar qué gobierno “pinta” mejor escenarios irreales.
Para empezar, tenemos la actuación del alcalde Rogelio Díaz Brown y el tema de la seguridad pública. Hace unos días visitó Sonora el subsecretario de Participación y Prevención, Roberto Campa Cifrián, quien afirmó que según cifras del 2013, “Cajeme no sólo está por encima de la media en Sonora, también supera la media nacional, por eso el esfuerzo en Cajeme debe ser aún mayor”.
Los números en materia de homicidios violentos establecen que por cada cada 100 mil habitantes, México tuvo un promedio de 16 muertes, mientras que en Sonora fue de 20, Hermosillo reportó 12, en tanto que Cajeme registró 42. Es decir, el doble de la media estatal y casi el triple de la media nacional. O en otras palabras del funcionario en cuestión, en la región los delitos van a la baja respecto a otros años, pero Cajeme sigue en “focos rojos”.
Y ni modo que alegue Díaz Brown que los datos son una grilla más del Nuevo Sonora porque Campa Cifrián cobra en la Secretaría de Gobernación del gobierno federal. Sin embargo, obstinado al fin, el Alcalde de Cajeme expuso su versión sobre el tema, el pasado 6 de mayo, en un evento donde premió a policías por su desempeño.
“El día de ayer, precisamente, nos estuvieron pidiendo mucha información de cómo van las cosas aquí. Estoy seguro y como me lo hicieron saber por teléfono, están contentos de lo que está pasando en Cajeme, están contentos de que vamos caminando en el rumbo que nos va a llevar precisamente, a esa seguridad que nos está demandando la sociedad”.
Ya encarrerado agregó: “Yo les pido, de veras, que no volteemos atrás, que no hagamos caso de los ruidos; Isaac es una orden. No hay que hacer caso de los ruidos, vamos por buen camino y hay que seguir adelante. Hay un dicho que si por ahí se oyen muchos ruidos, es señal que vamos avanzando para no decirlo y que vayan a mal interpretar” (sic). Sería injusto decir que cualquier parecido con Peña Nieto y su relación con los libros es mera coincidencia... partidista.
En todo caso, quizá el presidente municipal de Cajeme minimizó los datos y le dio un nuevo “espaldarazo” al jefe de la corporación por los servicios prestados a su partido, el tricolor, pues como titular de Seguridad Pública salió muy buen policía electoral, basta recordar el zafarrancho que armó con el coordinador del C4 en Sonora, Javier Dagnino Escoboza en la elección extraordinaria por el Distrito 17.
El sector Salud, enfermo de gravedad
Y en la otra esquina, pero no menos patético, se encuentra el secretario de Hacienda, Carlos Villalobos Organista, quien anunció que el Nuevo Sonora obtuvo el segundo lugar de Transparencia en Contabilidad Gubernamental, como si fuera una garantía de eficiencia en los servicios que presta el gobierno estatal, en especial del sector salud, cuyas dependencias responsables es de lo que menos pueden presumir.
Ahí está el caso del Issteson y el Hospital General de Hermosillo que acaban de ser “balconeados” a nivel nacional por la periodista Denise Maerker y que efectivamente, la transparencia sirvió para evidenciar el desastre en que se encuentran las instalaciones hospitalarias del estado y los gastos suntuosos de la titular del Isssteson, Teresa Lizárraga.
Solamente falta que los funcionarios estatales salgan con que se trata de un montaje auspiciado por la oposición aunque los resultados ahí están, pero incluso así, el secretario Bernardo Cam-pillo, cuyo apellido lo describe cabalmente, se atrevió a afirmar en el mismísimo hospital Ernesto Ramos Bours, durante un recorrido con reporteros, que “el Sector Salud está mucho mejor que antes y eso se puede constatar”.
Sin embargo, la estadística de la Dirección General de Epidemiología del gobierno federal dice lo contario. En el estudio comparativo por entidades, Sonora cayó 8 lugares del 2009 al 2012. Al dejar el cargo Eduardo Bours, Sonora cerró con un 78.3 de evaluación que lo colocó en el décimo lugar en el ramo, mientras que en el 2012 obtuvo un 74.9, que lo ubicó hasta la posición 18 en todo el país. Conclusión, la atención médica y los servicios hospitalarios van a la baja.
Más allá de la lucha de egos, lo que falta es la rendición de cuentas para que los responsables paguen por sus actos u omisiones y no alardear con premios por “maquillar” estados contables o exclamar autoelogios como el cuento de Blancanieves, lo que ningún ciudadano “se traga”, simple y sencillamente porque no corresponden a la cotidianidad que vive, salpicada eso sí, de gobiernos ineficientes y corruptos, independientemente de la filiación política partidista. Es cuanto.
Aureliano Rincón
