Igual que en el PRI, en el PAN sus militantes y sociedad civil no participan en la nominación de candidatos, solamente avalan las planillas que ya vienen confeccionadas
Bernardo Elenes Habas
Similarmente a lo que ocurre en el PRI, donde un ciudadano casi ajeno a ese partido (Rodrigo Bours, quien sin muchas esperanzas sueña con la candidatura para la alcaldía de Cajeme, atreviéndose, al menos, a desafiar la impenetrable maquinaria priísta, quizás porque tiene mucho tiempo y dinero), en el PAN se vive, también, el síndrome del egoísmo político.
Hasta el momento, y en lo que se percibe de la estrategia azul para imponer candidatos, es notoria la intervención de los grupos de poder que se mueven en los niveles del Gobierno del Estado, humedeciendo con sus deseos que son órdenes, la estructura partidaria supuestamente conducida por Juan Valencia Durazo.
Y, ciertamente, la estrategia que hoy promueven, es diferente a la utilizada en el 2012, cuando un año antes –mayo del 2011-, abrieron desde el cónclave de San Carlos, Nuevo Guaymas, presidido por el mismo gobernador Guillermo Padrés, su proyecto de dos filos: Uno encaminado a cortar los objetivos del priísmo en su afán de rescatar la presidencia municipal, en ese tiempo en manos de Manolo Barro; y otro, para engañar fría y calculadamente a los mismos panistas que aspiraban lograr alguna candidatura, porque con mala fe los alentaron a que iniciaran labor de posicionamiento entre la ciudadanía, porque en base a los porcentajes logrados serían incluidos en el proceso, cuando en realidad las planillas y fórmulas estaban ya confeccionadas y las encabezaría, como así fue, Eloísa Flores García.
La confianza de los operadores del PAN en mantener Cajeme en el 2012, a pesar de enfrentar la problemática de la presa El Novillo, se fundamentaba en que tenían los astros alineados, con Felipe Calderón en la presidencia de la República, Padrés Elías en la gubernatura, y Barro Borgaro en la alcaldía.
Sin embargo, pese a tan evidente triunfalismo, la ciudadanía salió a votar como nunca, y más de 100 mil sufragios acabaron con el Proyecto EFG en el municipio.
Hoy, todo indica que los notables del PAN, los actuales dueños del poder temporal, no aprendieron la lección de Cajeme, y de nuevo, ignorando a la militancia y a la sociedad civil misma, mantienen desde hace meses, un proyecto burocrático con el que pretenden rescatar la Presidencia Municipal, hoy conducida por el priísta Rogelio Díaz Brown.
Para tal efecto, impulsan una labor de penetración en los Distritos Electorales del municipio, donde funcionarios estatales de primer nivel realizan labores sociales a favor de las familias para enganchar el voto de la simpatía y el agradecimiento a favor de los futuros candidatos oficiales, entre los que sobresale la propuesta de Luis Alberto Plascencia Osuna.
No perciben, pues, los ínclitos panistas, lo evidente; es decir, que sus bases y la ciudadanía misma están sedientas de que se perfilen actos de verdadera democracia y que les permitan elegir a sus abanderados.
Sin duda que en el PAN, como en el PRI y en los demás partidos, hay gente valiosa que podría dar sorpresas a quienes se consideran propietarios del quehacer político, y que, desde su sitial privilegiado, sólo extienden el índice para que se haga su propia luz, no la de los demás.
Le saludo, lector.
