Toda la vajilla

No pretenden nuestros legisladores que los mexicanos carguemos con el costo de los platos rotos, no, ¡sino que nos han endilgado toda la vajilla!

Los pasivos laborales que serán cargados a los ciudadanos vía las nuevas leyes reglamentarias, cuyo proyecto de dictamen aprobaron ayer los Diputados, y que transfieren al Gobierno federal estos pasivos de PEMEX y CFE (sin descartar que en un futuro se agreguen los del IMSS, ISSSTE y otras dependencias federales quebradas), suman cifras con tantos ceros que no caben en las calculadoras normales.

La suma de estos pasivos laborales sería de casi DOS millones de millones de pesos, con lo que la deuda pública del País -es decir, lo que debemos TODOS los mexicanos- alcanzaría los OCHO millones de millones de pesos.

¿Cómo pueden afirmar entonces que esto "no afecta al presupuesto"?

Cabe hacer mención de que estos pasivos laborales que ahogan a los monopolios gubernamentales de petróleo, luz y salud, se han generado por contratos de trabajo aberrantes que otorgan prestaciones desmedidas a la burocracia, por una parte, y por la otra aporta a estos pasivos la existencia de una corrupción ubicua, que genera desde aviadores hasta moches por contratos, autocompras y demás mañas sabidas que se practican en esos entes de Gobierno.

Con esta medida, la RIQUEZA de los líderes sindicales, desviada y derivada de los recursos públicos, recibe sanción oficial.

El mensaje es: ¡saqueen todo lo que quieran y cuando el negocio esté tronado el Gobierno lo rescata que al cabo el pueblo paga! De qué manera este proceder nos conducirá por el camino de la prosperidad y la equidad nadie entiende. Son falsas soluciones que se le venden al pueblo disfrazando las lacras que arrastramos, que no se solucionan y que persistirán, encubiertas y abiertas, maquilladas o no, pero continuarán.

Si lo que ha sucedido con la reforma educativa es un indicio, no hay forma en que los sindicatos, tanto de PEMEX, o CFE, por ejemplo, den marcha atrás a las prebendas que "han conquistado" y que son las que mantienen al PRI en el poder: estos gigantescos sindicatos constituyen el "voto duro" de ese partido.

Ya podrán decir que el rescate está condicionado a un nuevo contrato laboral y repetirlo hasta que ellos mismos se lo crean, pero con o sin contrato nuevo el PRI necesita a los sindicatos y los sindicatos al PRI.

De manera que, para variar, los mexicanos pagarán los costos de una serie de tremendas parrandas tipo "rave" a las que no asistieron, pues este privilegio es exclusivamente para la burocracia de las paraestatales.

Eliminadas las consecuencias de sus excesos, ¿qué los detiene o les impide continuar la fiesta de la rebatinga? ¡Nada!

Al contrario, el hecho de que las malas administraciones, la corrupción, las pésimas decisiones, la terquedad en operar monopolios gubernamentales ineficientes año tras año con pérdidas y desequilibrios, no acarree consecuencia alguna representa una invitación abierta a que continúen estas malas prácticas. Es decir, se crea un "Rataproa" para rescatar a las empresas más IMPRODUCTIVAS y corruptas del planeta SIN QUE SE CORRIJAN los factores que generaron estos enormes déficits.

¿Cuánto tiempo permanecerán sanos los monopolios federales tras este rescate si no se corrige la raíz del problema? Muy poquito; para el siguiente sexenio a quien le toque la Secretaría de Hacienda va a andar inventando otra "reforma fiscal" para allegarle más recursos al Gobierno para que así pueda éste equilibrar -de nuevo- sus finanzas.

Ni a los Senadores ni a los Diputados, y menos al Presidente en turno, les cae el veinte de que el pueblo no soporta ya la carga de tanta ineficiencia, despilfarro y mal uso de los recursos públicos.

Sin duda causa fundamental ésta de que nuestro desempeño económico resulte insuficiente para subsanar las carencias de las que sufren grandes sectores de la población.

Los cuales no incluyen, por supuesto, los líderes sindicales y sus allegados, cuya riqueza es evidente y conocida ¡gracias al pobre pueblo de México!



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