Angélica Beltrán / Política en Movimiento
Con Ley Telecom el PRI nos dio espejitos por oro
He llegado a la conclusión de que los políticos deberían no hablar; pues con su labia engañan a la población. Así, mejor que callen y en los hechos los conoceremos mejor. La demagogia –o el arte de engañar de las autoridades a través de elocuentes discursos-- ha sido mal vista desde la época de los griegos clásicos, AC. y así debería ser en México también.
Y es que en defensa de la reforma a la ley de telecomunicaciones los senadores del PRI ofrecieron en tribuna discursos convincentes a primera oída, para vendernos la idea de que esta reforma beneficia a la población en su bolsillo y al país en materia de competencia.
Sin embargo los beneficios proclamados son meros espejitos a cambio del poder que se le otorgan a los grandes concesionarios de las comunicaciones en México, los que seguirán manejando el mundo de las Ideas en nuestro país a través de programas chatarra de TV en coordinación con el gobierno federal.
Quizás nunca vuelvan los tiempos de la represión, censura y acallamiento de las voces críticas por parte de la Secretaría de Gobernación, pero cabe resaltar que esta libertad no es gracias a la reforma constitucional en la materia, sino al avance tecnológico, masificación de aparatos de telecomunicaciones y la apertura de medios a través de la internet –lo más democrático en el mundo--
Para desgracia de los usuarios, las nuevas leyes no obligan a los concesionarios, (Televisa, TV Azteca, TV por cable) a mejorar sus servicios, disminuir costos ni mejorar contenidos. Además se apartan de la reforma constitucional en eso de ir contra los monopolios; en su lugar, los respalda.
La reforma debilita el poder del Instituto Federal de Telecomunicaciones, a cambio, fortalece la injerencia del Ejecutivo en la materia, y hace dependiente del presupuesto público a los concesionarios de uso social, comunitario e indígena como son las radios indígenas.
La situación política
En términos políticos, si bien la reforma a las telecomunicaciones la suscribieron PAN-PRI-PRD dentro del Pacto por México, porque hubo coincidencia; en esta segunda etapa de su construcción en el Senado de la República, los pactistas han desconocido las reformas secundarias, que no se apegan al espíritu de la reforma constitucional.
Hasta el senador del PAN, Javier Corral la bautizó acertadamente como “El hijo bastardo de la reforma Telecom”.
Y no es lo democrática que se dijo, ni abre el espectro de la competencia y menos aún mejorará los contenidos televisivos, entre otros cambios que el PRI impuso ante la certeza de que la reforma pasará con los votos del bloque aliado PRI-PVEM-NA (y un senador del PT en la cámara alta). Sigue su turno de la Cámara de Diputados que preside el panista José González Morfin, quien ha avalado el dictamen de antemano.
El PRD, que se había manejado dividido en las votaciones, para la reforma Telecom el voto fue unánime, en contra en Senado. Y parece que del mismo modo votarán los perredista en San Lázaro.
Lo que ganamos los mexicanos con la telecom
Los servicios de telefonía móvil, internet y televisión por cable, que en México son los más caros del mundo y de menos calidad, seguirán igual.
A cambio, los usuarios vamos a ganar que en telefonía móvil no nos cobren larga distancia a partir del 2015; que las redes de comunicación expandan su mercado en todos los rincones de México, aunque en zonas apartadas hagan más falta incentivos para la producción de alimentos y escuelas que celulares y servicios caros de telefonía. También vamos a ganar que el saldo en nuestros teléfonos móviles no expire sino hasta un año.
¿Y para eso se necesitaba una reforma constitucional?
Claro que no, sino para legalizar el poderío de dos televisoras al amparo del gobierno y en contra de los intereses de la población en cuanto a contenidos, costos y uso de la infraestructura nacional; permisos, afianzamiento del duo-monopolio, cierre de competencia a nuevas alternativas de comunicación en TV, ETC.
Así no nos queda más que reconocer que una vez más el grupo en el poder, el PRI, nos volvió a dar espejitos a cambio de nuestro oro.
