Positivo acabar con diputaciones plurinominales, que son el arma legislativa de grupos de poder, consorcios, monopolios, quienes manejan la economía del país.
Bernardo Elenes Habas
Ernesto Gándara Camou se pronuncia a favor de la eliminación de más de 130 diputaciones plurinominales, anidadas en el Congreso de la Unión.
Esta postura de El Borrego no es improvisada, ni lleva la salpicadura del oportunismo, como ya comienzan a exponerlo algunos analistas y políticos que se le oponen.
Gándara Camou, cuando fue candidato al Senado, en 2012, apuntaló en sus propuestas de campaña tan controvertido proyecto, que, sin duda, fue bien visto por la ciudadanía, como está sucediendo ahora, ante el pronunciamiento del dirigente nacional de su partido, el PRI, César Camacho Quiroz.
Y es que la ciudadanía, más allá de pasiones partidarias que a veces rayan en el fanatismo (extremos que ofuscan, no permitiendo visualizar y comprender los giros de la política en pos de construir algo positivo para el futuro), sí sopesa los beneficios que traerá consigo el hecho de adelgazar un parlamento obeso, que le cuesta millones de pesos a los mexicanos, dineros que bien podrían aplicarse en programas de profundo calado social, y no arrojarlos al basurero de la historia y del engaño, manteniendo legisladores que no representan Distritos, conglomerados sociales, sino a grupos de poder económico que manejan esos escaños como si se tratase de franquicias.
La definición de Gándara Camou habla bien de su formación política y social, de su visión de estadista, capaz de colocarse al lado del equilibrio parlamentario que tanto se necesita, sabedor, porque es testigo del tráfico de poder, que ahora, más que nunca, se requiere un Congreso, una Cámara de Diputados, colocada en el horizonte de las demandas de sus representados, no en el filo de las exigencias de las cofradías, los monopolios poderosos, que incrustan sus Caballos de Troya en el Templo de la República, para mover a su antojo y conveniencia el tejido de la economía del país, como ha venido sucediendo por décadas.
Bien por los legisladores de todas las siglas y colores que respaldan una propuesta toral, porque será la semilla que cambiará el rumbo de la política en México, y la colocará, verdaderamente, al servicio de la gente, la que podrá exigirles a los representantes populares que eligió, quienes, la mayoría de las veces, ven cancelados sus propósitos de dar cumplimiento a promesas de campaña y demandas de sus Distritos en las diferentes Entidades, porque se topan y son inmovilizados por el verdadero poder que repta en las Cámaras: el de los capitanes del dinero, el de los banqueros, los deslumbrantes empresarios del México globalizado que monopolizan la capacidad económica de la nación, y junto con ello, la conciencia de un pueblo indefenso, porque en el parlamento hay candados, valores entendidos, acuerdos destructivos para ellos, representados por los plurinominales.
Será importante, también, que esa propuesta trascienda hacia los Congresos Locales, donde es evidente que los diputados de representación proporcional, sólo operan para sus partidos y sus mesones políticos, como se puede constatar en Sonora.
Le saludo, lector.
