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Domingo 24 de Nov de 2024
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Por mi raza hablará mi espíritu

Gonzalo A. Andrews
Jueves 04 de Diciembre de 2014
 

Juventud, divino tesoro,  ¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer.

“Canción de otoño en primavera", Rubén Darío.

Me puse a ver en Internet algunos videos sobre las marchas en los diferentes eventos de protesta, donde intervienen en su mayoría jóvenes estudiantes de nivel medio y medio superior, post grados y maestrías de nuestros centros educativos en el centro y estados de la república.

Vi en sus rostros ese temible gesto de hambre de libertad. Rictus que hermanan no solo con Ayotzinapa, Tlataya, Cocula sino con algo más, el espíritu en busca del futuro, que se manifiesta efervescente a esa edad en cualquier parte del mundo. Ya lo decía José Vasconcelos cuando presentó en 1921 su proyecto  de escudo y lema para nuestra Alma Mater UNAM “Por mi raza hablará el espíritu”, pretendiendo  –decía- significar que despertábamos de una larga noche de opresión.

A partir de las matanzas del 68, una parte importante del gobierno o de la familia revolucionaria u oligarquía si así quiere llamarle, comenzó a preocuparse por la germinación de ideas revolucionarias a la sombra del Che Guevara, la revolución cubana, Mao, Stalin, Marx y  Engels, Sartre o las revistas que la mayoría de los jóvenes de la época recibíamos de la embajada de la URSS y la lectura de libros que convocaban a la reacción social sobre la realidad no solo de México sino del mundo Kanikosen de  Takiji Kobayashi por ejemplo.

Los jóvenes de la época estaban unidos con los jóvenes de París, Polonia, china, Estados Unidos y la guerra de Viet-nam por una liga común: la rebeldía, libros corrían entre manos donde diferentes corrientes de pensamientos buscaban adeptos y tormentas para sus molinos. Eran jóvenes- la mayoría- con conocimiento de causa sobre los males endémicos que afectaban el futuro, su futuro- bajo el embrujo de “Más vale morir de pie, que vivir arrodillado” De esas semillas subversiva nació la guerrilla latinoamericana en sus diferentes modalidades, denominaciones y tendencias políticas o filosóficas.

Decía que los grupos en el poder político y económico en su preocupación sobre vivencial, comenzaron a idear la forma de cortar de tajo las posibilidades que en el futuro pudiesen presentarse,  focos subversivos que alterasen la paz social en detrimento de sus intereses, después de los hechos violentos del 68 y 71 con las desapariciones de la guerra sucia que intimidó a muchos padres de familia y estudiantes que optaron por dejar las ideas locas de la rebeldía y resignarse a ser gente decente, y a otros los coptó el sistema incluyéndolos en cuadros políticos, sociales y económicos diluyendo la tormenta, Zambrano es un ejemplo entre muchos.

Los sistemas educativos comenzaron a cambiar eliminando de manera indiscreta, las carreras de ciencias y humanidades o disminuyendo apoyos para su desarrollo, cultura, civismo, patria, fechas históricas, fomentando que sus gobernantes no asistieran a eventos conmemorativos, salvo en campañas políticas; aceptando cuadros educativos sin identificación con el apostolado, y proliferando las universidades y carreras tecnológicas ( patitos y no) donde los jóvenes de manera paulatina se irían alejando de material filosófico subversivo, convirtiéndolos en zombies, ninis que desconocen en la mayoría de los casos la problemática social que los rodea.

Carreras que están programadas para que el joven piense los que técnicamente debe   pensar para el examen siguiente, borrar el disco duro mental y recopilar datos y conocimientos para el próximo examen, mientras se divierte o entretienes con sus nintendos, ipad o Samsung 5, 6 o 1000. Carreras técnicas con slogan o títulos rimbombantes de ingenieros, licenciados en mecatronica  o como pelar un chango sin despeinarse y otras más alucinógenas  que lo capacitarán para trabajar en maquiladoras trasnacionales, en puestos que ni los prietos queremos hacer.

Programados para casarse, formar familia, comprar carro, casa, tener hijos, (bad copy of the american way of life) integrarse al redil en el mundo social donde no pasa nada, donde su elíptica universal corre de su ombligo a su sombra y “más acá”. Técnico insensible   sin ninguna relación con doctrinas extrañas que violentan al país, que atentan con la paz social en este paraíso donde Salinas es Adán y Eva la república, si lo dicen a diario los iconos comunicadores de la televisión, la prensa oficial y en algunos confesorios religiosos, tendrá que ser cierto..

Algo que no se tenía previsto, son los adelantos tecnológicos en materia de comunicación: El internet, red más poderosa que cualquier medio  de intercambio ideológico, donde el idealismo se materializa sin necesidad de motivadores externos, no se necesita a Marx para relacionarse con Ayotzinapa, ni al Che para motivar el Yosoy132, ni a TianMen para comulgar la desaparición y secuestro de estudiantes manifestantes pacíficos del 20 noviembre, solo un compartir, aplastar un tecla y ¡Dios nos agarre confesados!

Insisto, el gobierno tiene en sus manos parte de la solución, no es lo mismo el 68 que el 2014, hay otros factores que pudieran convertir esto en un polvorín.

A todos nos conviene  la paz social, bastante tenemos con el narcotráfico para desgastarnos    sociedad civil y   gobierno. No se necesita un decálogo anunciado con bombo y platillo, sino acción concreta y efectiva que lleve a combatir la corrupción, la impunidad ( incluyendo el caso de Sandino Bucio). La desigualdad jurídica y económica  que nos convierte, sin consultarnos, en  una nación de castas.

Dos años es buen tiempo para empezar a ejercer realmente el poder en  beneficio de quienes queremos vivir en paz. Confiamos en nuestro presidente, en nuestras fuerzas armadas, ¿Podrían ellos confiar en México? ¿O ya nadie (con la muerte del Chapulín Colorado) podrá salvarnos?


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