El tema de las renuncias de militantes de los diferentes partidos no es un tema nuevo, se ha dado desde siempre, es más de antes y desde la época porfiriana, cuando la lucha por el poder se estaba recrudeciendo y que continuó en la gesta revolucionaria y posterior a ella.
Los científicos y conservadores eran prácticamente los dos bandos en esos años; explicado en forma simplista, los que estaban con el gobierno de Don Porfirio y los que no; pero en ambos partidos había infiltraciones.
Cuando el levantamiento de Madero, abanderando la revolución con el grito de batalla de Sufragio Efectivo y No Reelección, como una intentona por democratizar al país, donde muchos “afines” al gobierno del entonces dictador, y al verlo-creo yo- ya envejecido, simpatizaron con el movimiento revolucionario del Sr. Madero, pero muchos también, tanto del porfirismo, como del maderismo, “actuaban” agazapados, como cautelosos emboscadores, para ver pasar los acontecimientos y decidir irse con el triunfador.
El chacal Huerta, supuestamente se había aliado hipócritamente a Francisco I. Madero; Venustiano Carranza, no decidía incorporarse a la causa de Maderista y además se sabe que no congeniaba, con el bonachón y reconciliador de Don Francisco, que perdonó a muchos porfiristas que debieron ir al Paredón de fusilamiento entre ellos la Hiena y drogadicto de Victoriano Huerta, quien lo traicionó, lo asesino junto con don José María Pino Suárez (La decena trágica).
Carranza, entonces agazapado, salta a palestra con la bandera del maderismo (que de todos modos, si a Madero no lo hubieran asesinado, se iba a revelar contra él), y va en contra del usurpador (Huerta), formando el ejército constitucionalista (ya que a don Venus, se le debe la promulgación de la constitución de 1917, que nos rige y tan manoseada y violada hasta la fecha), Carranza se “echa” a Zapata. Álvaro Obregón, General del ejército constitucionalista, mata a Carranza (entre Plutarco E. Calles y él se dice que fue la conspiración), después también matan al más leal de los maderista; a Pancho Villa y luego “alguien” manda matar a Obregón…CALLES…ese (diría el cholo).
Y así se viene la cascada de asesinatos políticos hasta los recientes años: Colosio, Ruiz Massieu, etc.
Las renuncias para unos, traiciones para otros, dentro de los partidos están siempre presentes. PRIISTAS, se vuelven PERREDISTAS, PANISTAS, PETISTAS o viceversa, y últimamente MORENISTAS – la moda, a quien le acomoda, y se acomodan- y dirán estos chapulines “es de humanos cambiar de opinión” o ¿Será falta de convicción o de acomodación? Los principios filosóficos de los partidos están escritos, ahí están, algunas estatutos cambiaran en asambleas exprofeso, pero también ahí permanecen, pero muchos los ven como letra muerta o les vale.
Esos principios que los rigen ahí están, no cambian. Los que cambian son los militantes, que no luchan en base a esos principios, sino en base a sus intereses personales o de la “ondas gruperas” y de algunos líderes o caciques políticos mesiánicos y por eso se dan esos engendros mutantes “CHAPULGRILLOS” ( o sea grillos saltarines, sin agraviar “algunos cuantos nada más”) y cuando militar en un partido no conviene ya a sus intereses o no fueron requeridos “para encabezar las causas partidistas” o de sus grupos, es cuando dicen ya valió madre el partido y se van a otro.
Pero, si hay firmes convicciones y se cree en las bases ideológicas, que rigen al partido donde militan ¿Por qué no luchar desde adentro y no dejar a su partido a merced de gente oportunista y carente de convicción? O se les acabó el maíz (pronúnciese sin acento, como decía don Porfirio) ¿y se van a desgranar la mazorca a otro lado?
Colofón: después de todo esto… en lo personal NO ESTOY DE ACUERDO, AQUÍ EN SONORA CON LA COALICION PAN-PRD, con todo respeto a mi querido hermano PERREDISTA; pero aun así, sigo en el PAN, por sus principios y mis principios…y no me voy por el arribo de otros; OJALA CAMBIEN…no de partido, sino la actitud de lamer…botas. Pero no todos son así, algunos de esos han salido buenos… ¿qué tal si se logran?
Mis saludos con respeto interpartidista.
Dr. Raúl Héctor Campa García.
