Carlos MONCADA OCHOA
A fuerza de ser grises hacen carrera política algunos. Carecen de brillo y se arriman a quien anda en esos momentos en las alturas. Lo halagan, le roban frases, jamás lo contradicen. A nadie molesta su falta de personalidad y lo toleran. Pero un día se atreven, creídos de méritos que no tienen, a aspirar a cargos en los que, de obtenerlos, harán daño a cientos de miles de personas.
¿Está claro que describo a Damián Zepeda, que anda por ahí, propalando que quiere ser presidente municipal de Hermosillo?
Este muchacho fue presidente de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos de la legislatura pasada, cuando en mala hora nombraron presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos a Raúl Ramírez. Había éste cobrado varios meses de sueldo y realizado viajes nacionales e internacionales con cargo a la CEDH sin que se nombrara el Consejo Consultivo de ciudadanos previsto por la Ley. Le pregunté al diputado Zepeda por qué.
“El gobernador no ha mandado al Congreso la lista de ciudadanos que propone”, me dijo. ¿Y usted ya se la pidió? “No”, me confesó. Y no se la pidió nunca y la CEDH permanece sin consejo de ciudadanos que le cuide las manos a Ramírez. Es como si la Comisión no existiera y sabemos de ella sólo por las dolorosas metidas de pata y los actos de complicidad y de injusticia que hermanan a Ramírez con el Ejecutivo.
Damián Zepeda la pasó a gusto como diputado federal. Para su propaganda usa logros de la Cámara de Diputados que se atribuye a sí mismo. Y está dispuesto, si llega a presidente municipal (¡ni lo permita San Maloro!) a echar tierra sobre los graves cargos de corrupción del que fue alcalde, Javier Gándara Magaña.
En este chiquero de corrupción, él cree que tiene las manos limpias, pero es culpable por omisión. Contempla el presupuesto municipal como un rico pastel al que arrancaría tajadas a mordiscos. Aunque no creo en las encuestas, al menos en las que se elaboran en fechas tempranas, me muestran una en la que Maloro Acosta lleva el 50%, Dolores del Río 46% y Zepeda, el 3%. ¿Cómo?, exclamo, ¿tantos?
CARLOS NAVARRO ESTRENA CASA DE CAMPAÑA
El candidato a gobernador por el PRD, Carlos Navarro López, estrenó ayer su casa de campaña, ubicada en Olivares 38, entre los bulevares Navarrete y Luis Encinas.
Algunos no dan posibilidades de éxito al ingeniero Navarro porque carece de recursos para hacer grandes campañas de publicidad. A cambio de eso, hace circular la moneda de mayor valía en Sonora: la honradez. Pero posee también otras cualidades importantes en cualquier época y con ellas aspira a conquistar, afirma, un tercio de los sufragios, y que ese tercio sea el mayor.
Frente a la licenciatura en Derecho de Claudia Pavlovich y el título de ingeniero agrónomo de Carlos Navarro (ambos son egresados de la Universidad de Sonora) llama la atención la falta de estudios universitarios de Javier Gándara quien, no obstante, se sabe que tiene mucho dinero. ¿De dónde salió? No nos metemos en asuntos familiares. Hacemos constar hechos.
Habrá que ver qué batallas se preparan en la casa de campaña perredista, tal vez sobre el modelo de las que se han librado con éxito ya en el sur de Sonora. Pasaremos por ahí a recoger partes de guerra.
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