BANDERILLAS
Claudia Pavlovich fue clara y definida en sus propuestas y directa en los señalamientos contra el gobernador, aunque al principio hizo la crítica sin mencionar al funcionario.
Carlos Navarro le pegó al PRI (en la persona del presidente Peña Nieto) y al PAN, condenando al mismo tiempo al gobernador y al candidato Gándara. A éste le llovió desde todos los ángulos. El ataque más severo fue el de Jaime Moreno Berry (PT) que le exigió responder a las acusaciones de corrupción, pero el panista, al llegar su turno, fingió demencia, salió con algo sobre el abigeato y no respondió una palabra.
El del Partido Encuentro Social, Manuel Baldenegro, se confesó “panista avergonzado que llora porque el PAN salió gandalla” con tono de orador de pueblo y resbaló en el uso del idioma; la educación es “para el futuro de mañana”, dijo, como si hubiera futuro para el ayer. No habló sobre los perros que mandó sacrificar cuando fue alcalde de San Luis Río Colorado.
Javier Lamarque, de Morena, fue intrascendente. Cuando se presentó, presumió de “académico”. No aclaró dónde. Y fue chistoso que quisiera comparar los problemas del Ayuntamiento de Cajeme hoy, con los que había cuando él fue alcalde, sin mencionar que de eso hace 15 años.
Javier Gándara volvió a su petulante costumbre de hablar de sí mismo en tercera persona, como lo hacían hace siglos los señores de la realeza, pero puso la nota humorística al debate al prometer “cero tolerancia a la corrupción”. Cuando Carlos Navarro le indicó que Padrés era indefendible, produjo una contestación confusa: “Javier Gándara es Javier Gándara”, que supongo debe traducirse como: “No me confundas con ese desgraciado corrupto”. No se atrevió a decirlo.
Hubo algunas coincidencias. “Jamás retendré los recursos que corresponden a los municipios”, dijo Claudia, en alusión a la costumbre partidista de Padrés. Navarro se expresó en el mismo sentido. También coincidieron en señalar los grandes robos de esta administración en el área educativa, comenzando por los 3 mil millones que Padrés anunció para mejorar la enseñanza, y luego el enorme hurto del fondo de jubilados y pensionados en el ISSSTESon. La culpable, dijo el perredista, es premiada con una diputación federal pluri.
A Gándara se le barrió su oficialismo en el tema de legalidad. Dijo que la gente está cansada de la corrupción de los agentes del Ministerio Público, lo que equivale a criticar al procurador Carlos Navarro Sugich. Intentó aliviar el golpe agregando que “ocurre en toda la República igual que en Sonora”, pero el puntapié ya había dado en el trasero del procu.
Fue inteligente Claudia al concentrar su crítica en Padrés y en Gándara, y no abrir otros frentes con los adversarios restantes. Sin embargo, cuando le tocaron el tema de los aviones exhibió facturas en donde consta que su partido pagó la renta de los viajes aéreos. Y punto.
En general, el debate se desenvolvió con tono moderado. A Gándara le fue mejor de lo que había temido. Tal vez por la tensión, no diré que por los años, quince minutos antes de terminar se le veía cansado. A ninguno de los participantes fue necesario reprender por pasarse de los tiempos acordados. Y en los dos minutos para despedirse, Lamarque aclaró que Morena y el PRD son dos partidos distintos, lo cual nos tenía con pendiente. Navarro se mostró confiado en el triunfo. Claudia fue contundente: el que vote por Gándara (sin mencionar su nombre) permitirá reelegirse a Padrés, y también fue conmovedora al evocar las enseñanzas de su madre, la legendaria Alicia Arellano Tapia.
Y una vez más, Gándara se puso chistoso. Habló de “la transformación histórica” (¡Histórica! ¿Y así quieres deslindarte de Padrés?) que según él hizo de Hermosillo cuando fue alcalde. Histórico es el negociazo de terrenos con el presidente del PAN como el gran beneficiario.
El periodista Luis Alberto Medina fue equilibrado, sereno y atinado como moderador.
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