Las comparaciones suelen ser odiosas, pero necesarias. Viene el cuento la frase por las formas de cómo la nueva gobernadora Pavlovich abordó el tema las víctimas de la violencia en Cajeme, que en el trienio que está por concluir, sumaron casi 500 bajas.
De la indolencia de Rogelio Díaz Brown no sorprende, pues nunca tuvo la voluntad para apoyarlas y hasta dejó “hablando sola” a la viuda de Lorenzo García Beltrán, detenido por policías municipales y que extrañamente muriera horas después.
Es más, al tocar el tema de seguridad pública en su tercer informe, el futuro secretario de Desarrollo Social, no dedicó una frase de aliento y solidaridad hacia las familias dolidas, eso sí, se reveló como todo un guarura para que su futura jefa llegara a su destino.
Mientras que Claudia Pavlovicha, visitó por la mañana la tumba de Eduardo Castro Luque al cumplirse su aniversario luctuoso, pero por la tarde practicó la estrategia de “ni los veo ni los oigo” para un grupo de manifestantes que la esperaban en el teatro del Itson.
Bien por el gesto hacia los amigos, militantes y la viuda de Castro Luque, también son víctimas de la violencia, pero entonces por qué no hacer lo mismo con las demás víctimas. Sólo porque no son priistas ni simpatizantes del No al Novillo?
Fue patético observar como un grupo de guaruras, incluido el Roger, hacían una valla para que la gobernadora entrara a empellones al recinto y no dejar que los manifestantes se le acercaran para entregarle un documento, mismo que les fue arrebatado.
Qué diferencia lo que pasó unos días antes, cuando Javier Sicilia visitó esta ciudad para participar en la Feria del Libro, donde el escritor atendió a quienes se le acercaron para saludarlo, pedirle un consejo o tomarse la foto del recuerdo.
Es más, hubo personas que le pidieron ayuda para encontrar un familiar desaparecido o que intercediera ante las autoridades judiciales para acelerar una investigación, lo cual se presenta muy de seguido en su recorrido por la república.
“Solo un oído atento”, me respondió esbozando una sonrisa, cuando le manifesté que involuntariamente se había convertido en un procurador de facto, una especie de instancia paralela a la que hoy dirige Arely Gómez González.
Pues bien, Claudia Pavlovich Arellano no tuvo esa atención a todas las víctimas en su visita a Cajeme y con ello remarcó en Ciudad Obregón, las diferencias entre los habitantes de la zona norte y la zona sur. Y así pretender construir la unidad a la que convocó al iniciar su mandato?