CONJETURAS
I.- Degradando la medalla Belisario Domínguez, los senadores que propusieron a quién entregársela actuaron como los nuevos Victoriano Huerta. Con la expresión condenatoria a la mexicana contra quienes fueron paridos como el caballo al que Calígula nombró senador:
No tienen madre. Ahora es la medalla “totalmente palacio”; y un simple premio al dueño de multimillonarios negocios. Emilio Gamboa fue uno de ellos y quien declaró sentirse orgulloso de esa hazaña que advierte que con el peñismo y el desgobernador de Veracruz, la libertad de expresión son lo mismo: homicidios, represiones y amenazas.
La Belisario Domínguez es ya la presea Victoriano Huerta.
Va a recibirla: Alberto Bailleres González, en cuyos comercios se han escenificado más de dos homicidios que la autoridad ha silenciado; pero aunque testifique y se la imponga el mismo Peña, son ya un émulo de Huerta y con ello se honra al asesino de Madero y Pino Suarez; y se hace alarde de la contrarrevolución en marcha.
II.- Si Bailleres tuviera un ápice de vergüenza, de dignidad y de respeto a sí mismo, se negaría a recibirla. Pero se trata de premiar la desigualdad que priva en la Nación y el que este patrón trate a sus trabajadores como un capataz: con bajísimos sueldos, máximos horarios y mínimas garantías. Éste, al igual que Slim, acumula dinero para sentirse capitalista de la globalización; y como punta de lanza del neoliberalismo económico, inflar el globo del “momento” peñista y de “mover” a los ricos contra los 55 millones de pobres.
Bailleres no se merece esa presea, porque sólo ha ejercido la libertad de expresión para elogiar a los ricos y su poder económico, pero nunca para criticar los abusos del poder político y económico que han sembrado una crisis general de nulo crecimiento económico que lleva al país al desastre, si es que los mexicanos no hacen como el ilustre chiapaneco, y cuestionan al actual huertismo que se sintetiza en darle al multimillonario… ¡una medalla de oro!, para que la use como parte del flujo de su capital, para tener apergollados a los millones que le solicitan créditos y que serán también desvalijados con el dizque “Buen fin”.
III.- Bailleres representa a todo lo peor que combatió Belisario para mejorar las condiciones de vida política y económica de sus compatriotas. Es un escupitajo en su memoria. Y los más de 80 millones que no pueden respaldar un crédito, recibirán la premiación como parte del servilismo de los representantes de los estados
. Y una afrenta a la Nación, que ve homenajear a los ricos que se vanaglorian de concentrar el 90 por ciento de la riqueza con los usureros intereses que cobran.
Víctima de la injusticia, la población está necesitada al menos de un keynesianismo, o estallará otra revolución por “tierra y libertad”, por hambre, por los malos gobernadores y un presidente aliado de los ricos.
Si Bailleres se deja colgar la medalla, Belisario Domínguez sufrirá otra vez la extirpación de su lengua, que es la lengua de todos los mexicanos; a excepción de los senadores y ricos de marras que usan la libertad de expresión para sus enjuagues de corrupción política.
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