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Sábado 19 de Abr de 2025
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La Fiscalía Anticorrupción

Héctor Raúl Campa García
Viernes 13 de Mayo de 2016
 

Amicus Plato, sed magis amica veritas.

Aristóteles.

 

La creación de una Fiscalía “Anticorrupción” en el Estado de Sonora por el actual gobierno, mediáticamente en palabra, se ve bien por parte de un gran sector de la sociedad (menos en la clase política; les afecta), agraviada desde hace muchos años, de muchos sexenios atrás; porque está ávida de que en nuestro México haya autoridades honestas y que realmente combatan a esa epidemia patológica, prevalente en las autoridades de gobierno (a cualquier nivel) de manera crónica: La corrupción.

Pero si no actúa de hecho, en una forma autónoma, para demostrar la imparcialidad, no solo no va tener la credibilidad requerida, sino que al no desligarse de un nombramiento nepótico (amistad o familia), partidista o no pegado a derecho; en cualquiera de estas formas, se podría considerar ilegítima la designación del “conocido” fiscal “anticorrupción”.

No se puede representar a un solo sector, partidista, porque su acción se verá a todas luces como una cacería de brujas y que a través de los medios de “desinformación” (información parcial), se aprecia como un probable linchamiento político. 

Un Fiscal, es el representante del estado en un tribunal de justicia (que no sea Bizca y solo mire para un lado) que se encarga de sostener la acusación pública en los delitos. Debe actuar realmente con una justa imparcialidad apegada a derecho. Deberá de investigar, de fiscalizar a todos aquellos que “supuestamente se hicieron de mulas Pedro” en el ejercicio de un puesto político o público, sea quien sea rojo, azul, verde, amarillo o variopinto.

No puede actuar como referente a la desafortunada frase, aquella atribuida a Benito Juárez: “A los amigos justicia y gracia, a los enemigos justicia a secas”. Pero por lo que se observa a través de los medios hay solo gracia a los amigos correligionarios y se busca aplicar una “justicia” a los enemigos. Aquí como dice el popular dicho “o todos coludos o todos rabones”,  pero tampoco esto sería justicia. La persona que la debe, debe pagar. “Dijeron que a todas-las personas- dijo la viejita”.

Una fiscalía real, no de facto, se debería proponer que a todos los ratas del partido a que pertenece y de los otros partidos, reciban como sentencia la mutilación de una cuarta abajo del lecho ungueal (uñas) de ambas manos; a todos los políticos corruptos y así sabremos qué partido tiene en sus filas más “mochilas” ¿o maletas? …perdón mancos. Ojala que entre los políticos quede un justo, para que pueda cerrar la reja de la cárcel o “activar la grillotina”.

Un Fiscal no debe padecer la Enfermedad de Alzheimer y  se olvide de todos los corruptos que la deben, pero se la podemos recordar (la lista de corruptos). El buen juez por su casa empieza. A nadie, por justicia se le debe dar la gracia del borrón y cuenta nueva, o taparse con la cobija partidista o con el “edredón del nepotismo”.

Toda autoridad que se aprecie de honesta, debe llegar e informar a fondo la verdad y no dejar los casos de corrupción en la impunidad, no darle largas con los dichos sin hechos. “Nadie por encima de la ley, caiga que caiga”, etc., que se convierten en una soflama demagógica. Simplemente en “mucho ruido y pocas nueces”.

Ocupar un cargo público sin tener el perfil para el mismo, desde ese momento empieza la corrupción. Entrarle a la rapiña, en las malversaciones de fondos del gobierno, el tráfico de influencia para cobrar “favores” por concesiones o licitaciones amañadas, todo eso y más son prácticas deshonestas de funcionarios de gobiernos. Tal vez, quizás muchos de estos funcionarios actúan por mutuo proprio, “sin el conocimientos” de sus jefes. Quizás.

Aristóteles en su Ética Nicomaquea y Política (Así nombrada en honor al médico Nicómaco. Padre del filósofo griego) menciona que debe haber una unidad radical entre la ética y política, no estar divorciadas completamente. Idea no compartida para aquellos que junto con Maquiavelo (que hay varios actualmente en la mala praxis política) se basan en su máxima para llegar a sus objetivos: “el fin justifica los medios”, dejando por un lado lo ético.

Ser más amigo de la verdad, que de los amigos o como literalmente dice la sentencia atribuida a Aristóteles: “Amicus Plato, sed magis amica veritas” (soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad). El filósofo Estagirita, exprésa la pena que le da hacer el papel de antagonista, pero que no puede eximirse de ello, en razón de que: “Con sernos ambas queridas, es deber sagrado reverenciar la verdad de preferencia a la amistad”. 

¿Se les hará difícil a los políticos, tener ética en su actuar? o ¿Hacen de la política un medio para buscar su finalidad personal o de grupo? ¿Actuaran los fiscales con la imparcialidad que les debe señalar su cargo o sirven a quienes le consiguieron el puesto?  Ta caón diría Catón.

 

#PARACAMBIARYOMEINCLUYO

Dr. Raúl Héctor Campa García

Ciudad der México. 13 de mayo de 2016. 

raulhcampag@hotmail.com 

 

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