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Lo que hubiera pasado si además de la Coparmex y la Conago se hubieran negado a firmarle su acuerdo a Peña Nieto, la CTM y la CNC…Lástima, Margarito!!
Adiós, mi Rudy.
Y pensar que todo ese efecto que pretenden lograr aquellos millones de mexicanos que ya se aprestan a tomar las calles en la anunciada megamarcha contra el gasolinazo a efectuarse este próximo 22 de enero, se pudo haber alcanzado si Carlos Aceves del Olmo se hubiera decidido, ahora sí, a convertirse en el auténtico líder de los trabajadores de México y en vez de agachar la cabeza como tantas veces lo hiciera su maestro, otro grande de la simulación, don Fidel Velázquez, se le hubiera plantado a Peña Nieto para decirle que, precisamente, en defensa de los trabajadores y por así convenir a los intereses de la clase trabajadora, él ni su central, la CTM, se sumaban al mamotreto de acuerdo convocado por el jefe del ejecutivo federal y con el que su titular, pretenden seguir dando atole con el dedo a los mexicanos. Igualito, exactamente, como en su tiempo lo hicieron Echeverría, López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, para a fin de cuentas, seguir siendo el mismo México del “ ya merito”, el de la renovación moral que nunca llega, en donde la solución somos todos y la Solidaridad Social, sí, pero solo en el slogan de campaña.
Sumados que hubieran sido, los casos de la CTM con aquellos que se atrevieron como el dirigente de la Coparmex, Gustavo de Hoytos y el líder de la Conferencia Nacional de Gobernadores, la Conago, Graco Ramírez, es muy posible que Peña Nieto habría de pensarla dos veces antes de volverle a mentir a los mexicanos como nos mintió en meses pasados al decir que en su gobierno se había puesto fin a los gasolinazos mensuales impuestos por Calderón Hinojosa.
La pregunta que estaría en el aire en estos momentos no es qué hubiésemos hecho los mexicanos ante el caótico panorama planteado por el ex gobernador del Estado de México, sino más bien, a qué horas estaría haciendo sus maletas don Enrique si en vez del beso lisonjero y traidor de los dirigentes de los llamados “pilares” del PRI y del sistema, la CTM y la CNC, estos se suman al NO FIRMO de los empresarios, representados, estos si, por el citado dirigente de la Coparmex, la Confederación Patronal de la República Mexicana. Ni modo, estos, al igual que Peña Nieto, perdieron su gran oportunidad de oro de reconciliarse con la gente a quien han traicionado de siempre y que para colmo, se dicen representar. Y, para los que apuntan y van llegando al entarimado nacional de los reflectores, va un dato que bien aguanta un Potosí; si la referida postura asumida por los capitanes del dinero en voz de Hoytos Walther se hubiera dado a mediados de los setenta, todavía no tendría fin el rosario de epítetos y escupitajos que le estarían lanzando a éste, a la par con las maldiciones y linchamientos de que gustaba echar mano el inquilino de los Pinos en turno en el que menudearían las voces de diputados, senadores, alcaldes, gobernadores y, bueno, hasta los macaneadores dirigentes de los tirabichis y vendedores ambulantes, para acabar luego. Emisarios del pasado, les llamó en su tiempo Luis Echeverría.
López Portillo prácticamente les tachó de saqueadores cuando tras llorar en la tribuna del Congreso de la Unión, “ por no haber podido defender al peso y a los pobres de México”, dijo que “ ya nos saquearon, ya no nos volverán a saquear”, sin jamás imaginar, seguramente que el saqueo sería en forma por demás invertida y como el serrucho, de ida y de vuelta, en dirección del bolsillo de los mexicanos. Alguna duda? .
Cuando a mediados de los setenta, me tocó conocer a Rudy Grajales en una peña romántica que se ubicaba al norte de la calle Sinaloa, jamás imaginé tres cosas; primero en que nos habríamos de convertir en grandes amigos pasado el tiempo, dos; tenerlo como variedad principal en dos de mis negocios de restaurant bar que alguna vez regenteé y, tres, en organizarle uno de los tantos homenajes a que se hizo acreedor a lo largo de su vida y que por cierto, resultó de gran éxito, gracias a la respuesta de sus muchos seguidores que le oyeron cantar ahí los grandes éxitos que le dieran renombre a nivel nacional.
Y, desde luego, lo que jamás imaginaría que el adiós entre el columnista y el Rudy se daría cuarenta años después, curiosamente el mismo día de la fecha de nacimiento de Francisco, mi hermano, el diez de enero.
Descansa en paz, mi querido hermano y que el bálsamo de la resignación llegue pronto a tus deudos y, si, con todo gusto seguiré cumpliendo la atenta encomienda que me hacías cada vez que nos despedíamos, “ me saludas a tus hijos”, a quienes, estoy cierto, apreciabas de verdad…
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