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La tradicional cuesta de Enero, que siempre nos han impuesto los gobiernos en turno, ahora la han hecho más, muy vertical con el gasolinazo y la cascada de aumentos en los insumos básicos y comerciales, en el área de producción, y que al final de esta cadena, afecta al consumidor, a pesar de la retórica gubernamental, del “todo bajo control”.
El gasolinazo ha provocado el enojo de la mayoría de la ciudadanía; a excepción de algunos políticos rastreros que votaron a favor de la Reforma Hacendaria y la Energética, hipócritamente se “han manifestado “en contra” de este aumento. Que no lo hicieron en su debido momento (en el 2013); pero estos nefastos, siempre le han apostado a la escasa memoria del pueblo de México o a su resignación que por años, estos políticos, y más los que hegemónicamente han gobernado este País la mayor parte del tiempo. Piden primero perdón por sus corruptelas y compresión por su insensibilidad…pero ellos no son capaces, de reducir sus percepciones, sus dietas y sus bonos. Ellos en la opulencia y el pueblo en la austeridad que al cabo, como señalé en anterior artículos, la mayoría de los ciudadanos, somos crisis resistente (a wiwi…diría el Chavo de barrio).
Con las múltiples manifestaciones de la población que está en todos su derecho, hay infinidad de comentarios al respecto: que hay infiltrados del gobierno, para desvirtuar estas marchas y tener la autoridad un motivo de usar la represión, por la “anarquía” y los desmanes (por no decirlo más coloquial), que en algunos lugares se han presentado, con acciones peligrosas de provocación, de rapiña que algunos aprovechan y que en una población con conciencia y honorable, esto último no debe de suceder. Esto alienta más al gobierno – quizás provocados por sus porros- a justificar sus acciones represivas.
¿Será anarquismo o una infestación gubernamental que provoca el tan socorrido síndrome de la Jauría? Término que hace tiempo escribí al respecto.
Cuando una gran mayoría se manifiestas de las aberrantes políticas de los gobernantes o por sus actos de corrupción; el gobierno y sus rastreros, los señala erróneamente de ¡ANARQUISTAS!
El filósofo Ruso Mijail Bakunin (1814-1876) es considerado como el padre de esta filosofía políticas, que se define según su etimología griega como; Ausencia de Poder. Pero es un movimiento político que propone la existencia de UNA ORGANIZACIÓN SOCIAL – democrática- no jerárquica o con un conflicto en un Estado consolidado. Los anarquistas, verdaderos, no promueven el caos, el barullo, el descontrol o desconcierto de una sociedad, cuando existe un mal gobierno. Eso no es el real concepto de anarquismo.
El anarquismo es una doctrina política que promueve una forma de organización social que prescinda del Estado. No creen en el dominio del hombre, por el hombre. Los verdaderos anarquistas, impulsan instituciones por el libre acuerdo de los ciudadanos, sin que exista la utilización de la fuerza. Pugnan por la unidad y por el equilibrio del orden natural, sin que haya necesidad de un orden vertical.
Doctrina, que en mi concepto, por la esencia del ser humano, es un ideal de una sociedad bien organizada, pero difícil de concretar. Por intereses personales o afinidades con la corrupción de la clase política, que se resiste a perder sus privilegios de sobra conocidos y una de sus muchas defensas – incluyendo la represión del “enemigo”- es la de llamar erróneamente anarquista a quienes se opone a sus fallidas acciones de gobierno. Para eso, desde siempre, el gobierno sobre todo PRIISTAS ha utilizado las infiltraciones para, reitero, ocasionar el caos y desmanes. Pero tampoco dudo que algunos gobiernos de alternancia utilicen estas prácticas de descontrol social.
Los políticos en el poder o para llegar al poder, son expertos, en provocar el SÍNDROME DE LA JAURÍA, utilizado desde tiempos remotos para maquiavélicamente, alcanzar sus fines, justificando los medios.
Los desmanes – desmadres- ocasionados por algunos “manifestantes”; fundamentan este Síndrome, caracterizado, cuando algunos pocos desmadrosos –mejor llamarlos porros dirigidos- insistan a otros a provocar el caos, agredir o hacer actos de rápiña, etc. Actos que un buen ciudadano no haría, pero que desvirtúa una pacífica manifestación, en contra de un gobierno de ineptos y corruptos. Esta Jauría, azuzada por el aullido de unos cuantos-quizás porros o malandrines infiltrados- acuden al llamado de una acción muy diferentes a los motivos verdaderos de una sociedad que se manifiesta, con todo el derecho contra un mal gobierno.
Para el gobierno estos pacíficos ciudadanos, equivocadamente los cataloga de anarquistas. Mientras utiliza a su Jauría, para desvirtuar auténticos movimientos sociales. Así ha sido desde siempre.
¿Cuándo la ciudadanía organizada y en paz marcharemos contra los políticos corruptos, disminuir el número de congresistas y la burocracia sobrante y otras “linduras” del gobierno?...en la madre ¿me acusaran de anarquista? Ni Pex. PERO NO AL GASOLINAZO Y OTRAS PENDEJOCRACIAS.
#PARACAMBIARYOMEINCLUYO
Dr. Raúl Héctor Campa García
