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Tú no estás para saberlo, lector, pero es muy posible que algunos políticos que ya se hacían con su candidatura en la bolsa para tal o cual cargo para las elecciones intermedias a la grande que tendrá lugar el 2018, se podrían quedar como novias de rancho. Vestidas y alborotadas. Estas elecciones tienen que ver con el relevo de la gubernatura en el estado de México y algunas otras entidades de la república en las que también se ponen en juego diputaciones locales y federales, amén de un sinfín de alcaldías.
Y nada que ver con la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos o el casi desplome del sistema político que se le va por las manos a Enrique Peña Nieto y sus discípulos que siguen sin dar una en la conducción del país.
El desplome o estallido estaría muy relacionado con la extradición de Joaquín, el Chapo Guzmán hacia los yunaites en donde, ya instalado, como ha quedado, según los funcionarios de justicia estadounidenses, podría ponerse muy cooperativo para dar “ santo y seña”, de sus principales colaboradores localizados al interior de los tres niveles de gobierno y en donde usted y yo, podríamos conocer, en carne y hueso, a docenas de testigos que, según el Departamento de Justicia, tuvieron encuentros en persona con el capo sinaloense, mismos que estarán demostrando la presunta culpa del líder del Cártel de Sinaloa en los 17 cargos que se le imputan y de los que se ha declarado inocente.
De acuerdo a Roberts Capers, procurador del Distrito Este de Nueva York y Arthur Wyatt, jefe de la Sección de Narcóticos y Drogas Peligrosas, estos supuestos testigos, “ declararán sobre el pago de sobornos de Guzmán Loera a políticos y miembros de las fuerzas de seguridad para asegurarse de que no se aplicasen las leyes mexicanas”.
Además de que podrían salir a flote un buen número de nombres de políticos, funcionarios de gobierno y gente relacionada a los cuerpos de seguridad y hasta de los dos últimos penales de los que logró escapar, los testigos darán luz, en el caso de estas fugaz y de cada aspecto de la organización del capo, desde sus principios a finales de los ochenta hasta la consolidación de un imperio internacional, incluyendo su expansión hacia Centro y Sudamérica, así como la apertura de centros de distribución en Estados Unidos.
Y aún hay más. Según estos mismos funcionarios, ya encarrerados, durante el juicio que el Chapo podría llevar de por vida, “ varios testigos” darán información sobre las guerras entre cárteles, en particular, el de los Arellano Félix, del Golfo, Los Zetas, de Vicente Carrillo Fuentes y de los Beltrán Leyva. Sobre esto último y ya entrados en gastos, no sería mucho pedir que ante la incapacidad manifiesta de aquellas dependencias como la PGR, delegación Sonora y la Policía Federal Preventiva que, se supone, deberían tener bajo control la región sur Sonora, nos dijeran estos mismos “ testigos” quién o quiénes podrían venir a poner fin a la “ camorra” que de tiempo atrás ha sentado sus reales a lo ancho y largo de la entidad, ante la ciencia y paciencia de nuestros científicos investigadores.
Tienen la palabra, además de los citados funcionarios gringos, don Darío Figueroa, delegado de la PGR en casa y sus muchachitos y hasta el delegado de gobernación, Wenceslao Cota Montoya, coordinador de delegaciones federales en Sonora.
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