Este año presente ante nuestros sentidos, deberá ofrecer muchas y variadas oportunidades para el análisis de fondo y forma, requerirá, claro, un mayor esfuerzo y responsabilidad para enfrentarlas de quienes escribimos. Estas reflexiones no deberán de ser las de siempre.
Todos los años haremos promesas de toda índole, mismas que al final se suman a nuestra cuenta acreedora a fondo perdido. En lo cultural, el gremio deberá ya de enfrentar el reto de mejorar el contenido de sus trabajos, darle un valor social a sus creaciones, profesionalizar el quehacer, somos la memoria histórica de la región y esa es una muy alta responsabilidad.
A través de nuestros relatos, novelas, poesías, ensayos, columnas, el futuro deberá entrelazarse con el pasado y tener conciencia propia para analizar el pensamiento urbano y social de nuestra actualidad y proyectarlo, cualquiera que sea su resultado.
De ahí el compromiso de no desperdiciar la oportunidad de escribir, noble oficio, que en su práctica nos permite ser creadores, dioses, genios, donde nuestros personajes pintarán no solo nuestro criterio narrativo fantástico, sino también su entorno inspiracional, el reflejo de origen, su realismo mágico y su contraparte: la realidad sin maquillaje. Hace mucho tiempo, poetas, escritores, pintores, músicos y demás, exponían la problemática del pueblo, inclusive la vivían con sus dones artísticos y crucifixiones.
Hoy, nos perdemos en romanticismos, fatuas descripciones de nuestros sueños y masturbados mundos, halagos y elogios de nuestra divinidad creativa e inclusive con nuestros oficios borramos lo vergonzoso del pasado en un narcisismo nauseabundo.
Esa es la razón que políticos y gobernantes piensan que en este país, estado y municipio no pasa nada, que somos un pueblo feliz, orgullosos vasallos estoicos en nuestra pobreza divinamente bendecida, felices en la corrupción, narcotráfico, castas sociales, y que somos gracias a la revolucion materia de exportación o robots profesionales made in México para maquiladoras de franquicias extranjeras, nuestras mujeres materia de violencia de género y nuestros hijos de inciertos tecnológicos destinos en cruceros: limpiavidrios.
Estamos perdiendo la oportunidad de ser espejo de nuestra realidad, nosotros sí sabemos que las estadísticas de cualquier campo son irreales, manejables y mienten, y aun así guardamos cómplices silencios, preferimos hablar de flores, suspiros, de cuando la muerte sonrió y de lo colorido que defecan las cachoras cuando comen pitayas.
Escribir en el quehacer cultural es el usufructo de todo un esfuerzo de insignes pensadores sociales: Don Jesús Corral Ruíz, Bartolomé Delgado de León, Bernardo Elenes Habas, Ramón Iñiguez Franco y muchos que como ellos usaron los espacios para exponer, analizar y crear conciencia, caminos para que el pueblo, origen y destino de nuestros esfuerzos, tenga elementos para comparar la mentira real de la verdad Goebbeliana. Ese es el reto, la consigna, el fin.
¡Feliz Año nuevo 2017!