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Hoy lleve a tomar una clase de civismo a mi hija y a varios de mis sobrinos. Les hice ver de qué manera se puede decir NO a los gobernantes, sin dejar de respetar a los demás. Así como ella aprendió a orar viéndome hacerlo, hoy me vio y me escuchó decir NO ESTOY DE ACUERDO con la forma de gobernar y no consiento que usen el poder de esa forma indigna en que se benefician ellos y sus amigos al usar el poder. Somos muchos y seguramente somos más todavía de los que hemos salido a las calles a decirlo.
Hoy, aquí en mi ciudad, lo hicimos en forma ordenada y respetuosa pero clara: no aceptamos el incremento a la gasolina, no aceptamos paliativos de "austeridad" que no hacen más que mostrar la avaricia de quién se sabe privilegiado y a destiempo ofrece ser "solidario" con quienes han sido sus víctimas de desfalcos, "moches" y las más variadas formas en que se reviste la corrupción en México. Es la primera vez que marchó pues
No pertenezco a ninguna organización política, lo hice apenado por que los que ya hicieron saber su desacuerdo, piden algo -revertir el gasolinazo- que me beneficiará a mi si lo logran, por lo que al decirlo también yo, me siento parte de lo que logremos y cuando vaya a la gasolinera no tendré remordimientos de beneficiarme de algo que otros lograron. Eso le enseñe hoy a mi hija y a mis sobrinos. Me hubiera gustado que hubiera sido para apoyar alguna medida de mis gobernantes, pero he esperado mucho tiempo y sigo esperando que haya quienes tengan además el poder formal, la autoridad moral que da la honestidad a toda prueba.
Espero no tener que seguir esperando que más personas tengan el valor de decir también cuando no estén de acuerdo con algo de lo que hacen los que nos gobiernan.
¿Tú también vas a seguir esperando?
