A vivir sin miedo para poder enfrentar el clima de violencia que se registra en todo el país, convocó el padre candidato al Nobel, Alejandro Solalinde al encabezar una caminata por la paz en la que participaron cientos de cajemenses.
La marcha, que inició desde el teatro Oscar Russo, participaron miembros de la tribu yaqui, del No al Gasolinazo, maestros disidentes, opositores a Tecmed, sindicalizados del ITSON, habitantes de Pueblo Yaqui, entre otros.
En su recorrido por calles céntricas, los manifestantes lanzaron consignas para que termine la violencia en Cajeme, municipio que se debate entre los halagos de la ONU o ser una ciudad próspera para la industria…del féretro.
“Gobierno incapaz, el pueblo quiere paz” y “Ni una muerte más, Cajeme quiere paz”, clamaban los marchistas, mientras alzaban sus mantas, pancartas, donde sobresalía la palabra de apenas tres letras, pero siempre de alto valor.
Luego una voz preguntaba al contingente humano: qué quieren los gobernantes? “Robar y robar…robar y robar”, respondían al unísono los participantes como si estuvieran entonando El Rey de José Alfredo
Al llegar a la plaza, se avista una carroza que llega hasta la puerta de catedral, como un recordatorio de que en Cajeme, desde casi una década, ciertamente reina la paz, pero la paz de los sepulcros.
Ya lo expresó hace días el obispo Felipe Padilla Cardona de que “Cajeme es un municipio que está enfermo de violencia” versus a una prosperidad que no está a simple vista, ni es tan pública como los cuerpos y el lamento de las víctimas