Entre el orgullo y el escepticismo nos hemos movido los cajemenses a partir del anuncio hecho por la ONU sobre la ubicación de nuestra ciudad como la más próspera de México. Ambos sentimientos son naturales y legítimos, después de todo se trata de la ciudad donde escogimos vivir y como si se tratara de alguien de nuestra familia exaltamos sus cualidades y rechazamos sus defectos y a quienes vienen a decirnos que la conocen mejor que nosotros.
La polis, dirían los griegos de la Antigüedad, es un reflejo de sus habitantes y de la forma como ellos se organizan e interactúan.
Cd. Obregón es una ciudad cómoda gracias a su trazo e infraestructura, todo está cerca y se llega rápido a través de calles anchas y rectas, es la ventaja de ser una "aglomeración" chica, como dice el informe de la ONU. Este factor es gracias a los pioneros locales y a la compañía encargada de diseñar el plano citadino.
Otra gran ventaja son las instituciones de salud pública y privada que tenemos aquí. Tecnología de punta y médicos de alta especialidad a disposición de gente humilde e igual para adinerados. El IMSS sobresale, también destaca el Hospital General, moderno y eficiente, pocos como éste en otras regiones del país aunque en tiempos recientes lo haya manchado una empresa contratista, utosourcing de limpieza.
La población cajemense tienen un buen nivel educativo de acuerdo con los promedios nacionales y en este renglón hay aquí un buen número de instituciones de educación superior de buena calidad como el Itson, Unison, Ulsa, Tec de Monterrey e Itesca, además de otras universidades privadas.
En general tenemos la mayor parte de los servicios necesarios para las actividades productivas y un escenario citadino donde se puede vivir a plenitud. Entre las ciudades mexicanas chicas calificamos bien, sin duda.
Pero no perdamos esto de vista:
Las ventajas mencionadas son producto de la evolución histórica de nuestra ciudad, no se adquirieron de la noche a la mañana sino durante varias generaciones y con la participación de mucha gente.
En cambio las desvantajas, los aspectos más negativos de nuestra comunidad, han aparecido apenas en años recientes.
De ser una ciudad relativamente tranquila, pacífica, en pocos años se ha convertido en una de las más violentas de México. Por cierto, decir esto y repetirlo no es por amarillismo ni ganas de joder; son expresiones del hartazgo por la inoperancia de auotridades de todos los niveles ante una realidad que se manifiesta en los espacios donde cohabitan los grupos sociales alejados del poder. La violencia golpea de manera casi exclusiva a la gente modesta.
Durante varias décadas y episodios de lucha la gente humilde del campo y la ciudad logró alcanzar mejores niveles de bienestar. En pocos años, no más de veinte, se han desmantelado los logros obtenidos en el pasado, y han aumentado de manera exagerada las desigualdades socioeconómicas y la concentración de la riqueza en reducidos grupos de élite.
Con el nivel educativo y la tradición de ser una población muy trabajadora, como quiera que esto se entienda, deberíamos haber edificado una ciudad más próspera que la definida por el estudio de la ONU - Infonavit.
Pero a cambio de eso somos una comunidad donde la pobreza se ha acrecentado en años recientes y el tejido social se deteriora de manera progresiva. Y al parecer nada frena esta tendencia.
Habitantes de la polis somos y en la interacción cotidiana crecemos o nos disminuimos juntos..