En los próximos días podría anunciarse la cesión del Centro de Usos Múltiples (CUM, hoy en manos del Gobierno del Estado) para el Ayuntamiento de Cajeme y de éste para un organismo privado.
La petición para que esto suceda ha sido proclamada por dirigentes empresariales y no sería la primera vez en promoverse algo ya decidido para justificarlo y darle lucimiento político.
Pero ¿realmente necesita el Municipio hacerse cargo de este voluminoso inmueble, cuyo mantenimiento es costoso y requiere además de nuevas inversiones para hacerlo funcional?
Al parecer, no. Pero esta opción facilita la entrega a un ente privado que lo recibiría con todas las ventajas necesarias para convertir en un negocio particular un inmueble en el que se han invertido cuantiosos recursos públicos. Algo similar a lo que ocurrió con el nuevo estadio de beisbol, un proyecto cuyos beneficiarios no arriesgaron nada y ganaron todo.
El uso de los recursos públicos para beneficio privado no tiene límites.
El Gobierno del Estado anunció a principios de este año la inversión de poco más de 9 millones de pesos para la adaptación de los espacios interiores del CUM con el fin de instalar allí oficinas de dependencias estatales.
Será necesaria también una inversión importante en la planta alta del CUM y hacerla atractiva para las exposiciones, congresos, conferencias y eventos similares que allí se celebrarían, según los promotores de la cesión al Ayuntamiento.
Ceder el gimnasio y cancha de basquetbol al equipo Halcones es una opción dudosa. La taquilla que tuvo el campeón del Cibacopa en el "Manuel Lira" no da para tanto, a menos que se planee convertir este inmueble deportivo en una voluminosa cantina, como ha sucedido con el estadio de beisbol.
Cd. Obregón ya tiene un centro para espectáculos deportivos y conciertos masivos, la Arena Itson, y un poco de sensatez y solidaridad con nuestra máxima casa de estudios haría de este inmueble el objetivo principal de quienes claman la cesión del CUM para regalarlo a quienes desean hacer con él un negocio privado.
Las opciones deben ser la venta del CUM a su precio real, el que se pagó con recursos del erario, o invertir en su acondicionamiento para convertirlo en un proyecto rentable de utilildad pública.
La opción de inyectarle más recursos públicos para beneficio de unos cuantos, los concesionarios, sería continuar con una modalidad disfrazada de corrupción política. Disfrazada pero bien conocida.