Definitivamente, en las acciones de gobierno existen una gran cantidad de temas torales en la agenda pública que por supuesto, tratan de coadyuvar a una sana y segura convivencia, en aras del bien común de los pueblos o países que se gobiernan.
Reformas varias se discuten, se proponen: hacendarias, educativas, salud, trabajo con salarios dignos, energéticas, comunicación, agrarias, empresariales, recreación, deporte, garantías individuales (derechos humanos), medio habiente, seguridad, igualdad de oportunidades en el entendimiento de una sana e imparcial competencia en cuanto a capacidades, libertad de credo, de creer o no creer, derechos naturales, derechos de los niños y poblaciones vulnerables etc. Temas inscritos en la Constitución Política que rigen en muchos países, y México no es la excepción.
Dejar como está o reformar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para bien de la población, debería ser una ardua labor de nuestros congresistas (diputados y senadores), con una capacidad de análisis, y poniendo el bien superior, primero de los habitantes de nuestra Nación y no a intereses que son globalizantes – que no todo está mal- o que solo ven por intereses de grupos internos o consorcios internacionales. Temas muy candentes que van afectando, algunos, nuestra soberanía nacional. Lo bueno que venga de donde sea, discernir lo que es malo y a que intereses ajenos a la Nación, sirven; he ahí el meollo.
No menos importante que los enunciados al inicio, dentro de los temas socio-políticos, están entre otros: la legalización o no de la marihuana y otras drogas, las adopciones homoparentales, el derecho de la vida humana, la familia natural y la potestad de los hijos- con reserva de ley, por supuesto- y la opinión de los padres en la educación de sus hijos (esto último plasmado en el Artículo Tercero en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos). Temas de los que algunos políticos, por no decir que todos, no se definen, ni a favor o en contra, o en ocasiones dan declaraciones ambiguas, sin fundamento, cuidando tal vez el clientelismo político, que un Sí, o un No, podrían influir en el voto, para tal o cual candidato o quizás no tienen la capacidad –tal vez esto sea lo menos- de discernir por la falta de conocimiento en cada uno de estos temas.
México tiene una población, donde una gran mayoría son cristianos, aproximadamente un 90 % y de estos un 80% son católicos (muchos laicos comprometidos y otros “light”- por “tradición familiar”-), un 10% de los que profesan la fe cristiana, está conformado por protestantes o evangélicos y los bíblicos con ciertas diferencias con los evangélicos. Aproximadamente menos del 10% del total de los habitantes del País, no profesa ninguna religión (¿ateos, gracias a Dios…unos? Dice el dicho popular). Datos del INEGI.
Por otro lado, el INE tiene registrados a 87,317,606 ciudadanos en el padrón con derecho a votar; de estos, 45,298,761, son mujeres y el resto son varones (biológicamente hablando: mujer/varón, con una diferencia de 3,270,916, de predominio de ellas, sobre los ellos). Del total del padrón, 3 millones serán jóvenes que van a votar por primera vez (entre 18 y 19 años), pero hay un total de y 40 millones aproximadamente ente los 20 y 39 años de edad. De los 40 hasta los 65 años y más, están los restantes 44 millones de posibles votantes. Si es que votan todos, lo cual nunca se ha dado; si acaso, ahora en estas elecciones voten un 60% máximo del padrón y se nos hace mucho, ante el historial de los anteriores procesos electorales. De este último porcentaje de posibles sufragantes ¿Cuántos de estos ciudadanos votantes, que estén a favor de la vida, de la familia natural y en contra de las adopciones homoparentales pueden influir, para que un candidato sea electo presidente de México u otro puesto de elección popular? Solo con estos tres temas torales, sin restarle importancia y respeto a otros del mismo tenor ¿Influirá el voto de conciencia de los ciudadanos, ante el Si o Si de los candidatos?
Ante el desfiguro actual de los Institutos Políticos y sus coaliciones, recordamos al respecto, el concepto de las ideologías de los principales partidos, o como las definió el escritor y filósofo español, José Ortega y Gasset, en la Rebelión de las masas: “ser de izquierda, es como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil; ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral… hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas proponen tiranías..”
Pero según el pensamiento humanista del rumano Vintila Horia, que es parte la doctrina demócrata – cristiana, de los partidos de derecha, Nos dice: “La Derecha no es una ideología, es un estilo de vida que coincide con unos valores fundamentales, y dentro de estos valores, en primer lugar, como cúpula de todos ellos, están los valores cristianos. La Derecha es un estilo de vida permanente dentro del cual está el amor, la familia, la propiedad privada, la fe religiosa, la moral, el heroísmo en la guerra como en la paz, esos son valores fundamentales que siempre han sido, volens nolens, de derechas, porque en contra de todos ellos siempre se han manifestado los de izquierdas. Ellos se han inventado una ideología, una filosofía para poder atacar estos valores que no necesitan de ninguna ideología. La Derecha representa la vida, y la Izquierda representa lo tanático. La Derecha está por el amor normal o natural en contra del aborto, en pro de la familia, en contra de la droga. Y no en balde, porque esto significa defender la vida. Desde el otro campo, desde el campo de las ideologías, que son siempre de izquierdas, brotan siempre los ataques en contra de la vida, defendiendo actitudes contra natura”. (tomado de El muro de los siglos. El humanismo político en México. Mario Fernández Marquéz.2009). En este tenor, si se da el voto de conciencia, la izquierda (actualmente desfigurada) no tendría posibilidad en este proceso electoral, en base a la idiosincrasia del pueblo de México, o si resulta lo contrario, no habría congruencia. Como apunta Honorato de Balzac en una de sus novelas (Gillete): “toda elección implica un menosprecio a la cosa rechazada”.
Sobre los candidatos. Meade, dice que la única mancha que tiene es su vitíligo, eso no es problema no es mancha, es una hipopigmentación por un desorden inmune, no es contagiosa. La mancha que, si es contagiosa, es la de muchos políticos, de todos los partidos: la corrupción. López Obrador, con su “cristianismo light, pejcador de votos” ¿Cuál será su postura real ante estos temas? Anaya, procedente de un partido que su doctrina es la demócrata-cristiana, pero ahora en alianza con partidos “permisivos en estos y otros temas” ¿Sostendrá la congruencia de sus convicciones personales, ante la ideología de sus aliados del Frente? Margarita, quizás este en el mismo tenor que Ricardo Anaya, pero sin la cuña de las “izquierdas” ¿Cuál será su postura? ¿Los ciudadanos emitirán el voto congruente con su recta conciencia? El primero julio del 2018, “cosas veredes Sancho”.
#Por la vida y la familia natural
#PARACAMBIARYOMEINCLUYO.Dr.Campa
raulhcampag@hotmail.com.