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Viernes 31 de Ene de 2025
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La tortuga arriba del poste

Raúl Héctor Campa García
Martes 09 de Octubre de 2018
 

Busqué al autor de esta popular fábula, aplicada generalmente a la mayoría de los políticos, de cualquier parte del mundo; en donde algunos de estos personajes llegan, por lo general a un escaño o puesto político, circunstancialmente, o sin tener una adecuada preparación, sin el mérito, si no académico, cuando menos la requerida experiencia, para formar parte de una meritocracia. Muchos llegan, como el cuento de la tortuga, sin explicarse “como llegaron” a subirse a un poste. Este cuento tiene algunos años, con cierta popularidad, en varios países, en México no es la excepción. Mi búsqueda no fue exitosa. No encontré al autor (si lo saben, díganmelo).

La escribo literalmente, aunque me encontré con algunas mínimas variantes, según el País donde se ha publicado, incluso con nombres de personajes públicos, pero sin alterar la original moraleja.

 

Un joven está paseando por la plaza de un pueblo y decide tomar un descanso. Se sienta en un banco... al lado hay un señor de cierta edad y, naturalmente, comienzan a conversar sobre el país, el gobierno y finalmente sobre los Legisladores y similares.

El señor le dice al joven:               

- "¿Sabe? LOS POLÍTICOS SON COMO UNA TORTUGA EN UN POSTE."

Después de un breve lapso, el joven responde:

- "No comprendo bien la analogía... ¿Qué significa eso, señor?"

Entonces, el señor le explica:

"Si vas caminando por el campo y ves una tortuga encima de un poste de alambrado haciendo equilibrio, ¿qué se te ocurre?"

Viendo la cara de incomprensión del joven, continúa con su explicación:

- Primero: No entenderás cómo llegó ahí.

- Segundo: No podrás creer que esté ahí.

- Tercero: Sabrás que no pudo haber subido ella solita ahí.

- Cuarto: Estarás seguro que no debería estar ahí.

- Quinto: Serás consciente que no va a hacer nada útil mientras esté ahí.

"Entonces lo único sensato sería ayudarle a bajar".

 

¿Cómo, hacer para evitar que suba?

En las pasadas elecciones del 2018, en nuestro País, no incluyendo al Presidente electo, en esta analogía, donde su triunfo fue irrebatible, arrollador, indiscutible, pero que se convirtió en un “sunami dirigido”, cuyas olas altas arrastraron a la mayoría de sus candidatos; que, como la tortuga del cuento, llegaron a la cima del poste. 

 

El efecto de ese oleaje y su consecuencia, fue que varios “quelonios”; al verse sorpresivamente encaramados, de momento se espantaron, ya que quizás nunca pensaron que llegarían, aun con el efecto AMLO; por lo que algunos siguen presentando ciertos titubeos, ante la incredulidad, tal vez pasajera, del hecho …pero lo hecho, hecho está.

 

Este efecto, puede compararse, guardando las debidas proporciones, con lo que pasaba en elecciones pasadas, cuando con la hegemonía de un partido, que ha gobernado con mayor tiempo al País y con el carro completo, pero lleno de tortuguismo encaramado en el poder, por el poder mismo (“que, al cabo, andando se acomodan los aguacates”), se volvieron “expertos en el arte de gobernar”. 

Después de perder el poder el año 2000 y recuperado el 2012 y este año otra vez lo perdieron, pero han dejado su huella, esperando no sea sempiterna, con su famosa frase de “el que no tranza no avanza”, a varios funcionarios de otros partidos, que han gobernaron al País. Algunos cumplieron esa “máxima” al pie de la letra y se hicieron de mulas Pedro, aprendiendo en el andar, “el oficioso trabajo público de un político”. Ojalá y esto no ocurra, en este nuevo gobierno que iniciará en diciembre, época ya bautizada por su adalid, como la Cuarta transformación y no se vaya a convertir en una transformación de cuarta.

Los nuevos gobernantes que llegaron por MoReNa (“haiga sido, como haiga sido”), en todos los niveles, tienen una buena oportunidad de hacer buenos gobiernos. Tienen la materia prima a la vista; una larga lista de inconformidad ciudadana, para empezar a resolverlas, hacer lo que otros no hicieron o dejaron de hacer; desde lo más esencial hasta lo más complejo. Empezando por los servicios públicos, por ejemplo, la inseguridad que permea en todo el País, desde un pequeño municipio, hasta las grandes ciudades. Tendrán que entrarle, a las promesas de campañas, y no solo quede en la retórica de buena intención. Como el combate a la corrupción, no solo de los servidores públicos, sino hasta en otros niveles de la sociedad, o sea tendrán que actuar con el ejemplo, en administrar responsable y honestamente los recursos públicos, acabar no solo con los pequeños “socavones” de nuestras calles, si no con los grandes socavones que provocan las corruptelas del poder político.

Garantizar la seguridad para las familias, sobre todo para los niños, salud pública de calidad, con más prevención y con eso se reducen los altos costos de los tratamientos, prevención de adicciones y oportunidades de trabajo con remuneraciones dignas; educación de calidad y fomentando valores y principios fundamentados en la ética. Un mayor esfuerzo, real, para disminuir la pobreza en nuestro País, basado en oportunidades de trabajo, buenos hábitos alimenticios, educación, buena salud, deportes y una cultura de la buena lectura y formas de vida digna, para confrontar y disminuir la descomposición social, que permea en nuestro País, en donde no hay respeto para la vida humana; respeto que debería empezar desde el momento en que empieza la vida de un ser humano, en el momento de la concepción. 

 

Estas nuevas administraciones públicas tienen la oportunidad de oro, para hacer un gran papel, donde también debe estar comprometida la ciudadanía responsablemente. En una correspondencia mutua, de hacer bien las cosas; obligado el gobierno y coadyuvante la sociedad.

Ojalá, que algunas de estas tortugas, desde arriba del poste, sepan dirigir las acciones de gobierno, no como el burro que tocó la flauta. Si no con una buena dirección, con honestidad, administrando el uso correcto de los recursos públicos, aplicándolos donde se necesiten, por el bien común y la sana convivencia de la ciudadanía, con responsabilidad.   

Así, nos olvidaríamos de la frase aquella de Sir George Bernard Shaw, escritor francés, que incursionó en política. Su frase famosa: “Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo y por los mismos motivos”. Concedamos a estos nuevos gobiernos el beneficio de la duda, y que puedan hacer un buen gobierno, por el bien de los habitantes de este País. 

Lo deseo, aunque existan tortugas …políticas. 

#PARACAMBIARYOMEINCLUYO.

Dr. Raúl Héctor Campa García.

Cd. Obregón, Son.

raulhcampag@hotmail.com. 

 

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