Obligado por las circunstancias y renuente a celebrar una sesión de Cabildo para tocar el tema de las fosas del Campo 30 porque saldría de vacaciones (Ascención dixit), el alcalde Sergio Pablo Mariscal lanzó como respuesta un pronunciamiento.
Primero intentó desmarcarse y minimizar la tragedia, al afirmar que algunos de los cuerpos podrían ser de otros municipios, como si eso disminuyera la gravedad del asunto, pero horas más tarde hasta reconoció la labor de las guerreras.
Y todo porque el regidor Rosendo Arrayales consiguió 19 firmas para celebrar una reunión con carácter de urgente, que son más de las dos terceras partes que pide el artículo 50 de la Ley de Gobierno Municipal, para abordar el tema de las buscadoras.
Pero por la animadversión que muestra el ex director de Itesca hacia el regidor del Partido del Trabajo es que no habrá dicha sesión, pues no quiere concederle mérito alguno. ¿Pero qué tal la disposición para la fiesta que se organizó en la palapa del Oficial Mayor en Providencia? Un columpio de urgente y obvia resolución sin duda.
“Si a oratoria vamos, yo también me la juego”, refirió el alcalde a Rodrigo Bours en Cabildo, luego de que el regidor independiente hiciera una amplia exposición donde le cuestionó los resultados en materia de seguridad pública.
“No podemos ocultar la verdad. Tener un grado de humanidad para no evadir esta tragedia humana y ponerle solución”, había afirmado el empresario en la pasada sesión de Cabildo y eso que aún no se sabía la magnitud del problema de las fosas.
Lo más grave es que para atender los problemas de la ciudad, el alcalde Cajeme no utiliza el mismo rasero: mientras con los agrotitanes se toma la foto y se sube a una batanga para apoyarlos contra el gobierno federal, a las víctimas de la violencia las mira a la distancia.
Y es que su pasado lo define o cuándo vieron al maestro Sergio Pablo Mariscal en los actos de lucha como el ABC, el Gasolinazo, los 43 de Ayotzinapa o las marchas de las víctimas de la violencia? Se transformó en un lobo domesticado.
Cuando se conmemoraron los 50 años de la masacre de Tlatelolco recurrió a otro pronunciamiento e igual fue para el caso del chofer de Uber que fue abatido por agentes estatales. Este último fue como alcalde electo.
Es decir, muy proclive al socialismo de champagne o a la izquierda de caviar, de ahí su identificación con los grupos de poder económico y de la burocracia educativa de la que salió para brincar a Morena, luego de servir al priismo.
Más que dotes de orador (léase elocuencia), el presidente municipal exhibe su tendencia al habla excesiva cada vez que hace uso de la voz, ya sea ante los medios o los integrantes de cabildo y ahí están las consecuencias.
En el debate del Consejo Estatal Electoral, prometió: “Visitaré a las 7 de la mañana el edificio de Seguridad Pública, revisaré las celdas y también los partes de todo el día. Lo haré también en comunidades y delegaciones de acuerdo a un plan sistemático”.
Las fosas del campo 30, pusieron en aprietos su discurso porque evidenciaron a un capitán aguerrido para apoyar a ricos agricultores e indolente hacia las víctimas. De ese tamaño el yerro. ¿Dónde está la diferencia al pasado inmediato?