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Frente al deseo ciudadano de que mejore la seguridad pública en Cajeme y que la Guardia Nacional haga sentir su presencia disuasiva, hay una realidad que se impone más allá quién sea el titular de la corporación: la dependencia municipal no está en condiciones para combatir a la delincuencia; es como “pedirle peras al olmo”.
Durante 3 horas, regidores de la Comisión de Seguridad Pública se reunieron para analizar la situación tras la “sorpresiva” renuncia del coronel Jorge Solís, así como los perfiles de la terna que este viernes se pondrá a consideración de cuerpo edilicio en sesión de Cabildo.
La vehemencia con que los regidores expusieron y cuestionaron a los candidatos al cargo de comisario, poco a apoco se transformó en decepción o desengaño, luego de conocer una serie de datos escalofriantes, que nada alientan el porvenir en esta materia.
Los primeros en comparecer fueron Elliot Vargas Flores y José Rosendo Moreno Amaya, ambos con 23 años en las filas policiacas, pero que seguramente los pusieron en la dichosa terna como relleno, a sabiendas de que Francisco Cano Castro regresará por sus fueros.
Inclusive el autodenominado regidor del pueblo, Juan Cota, ya adelantó su voto a favor del ex delegado del Transporte, el único que iba preparado para exponer su plan de trabajo, además del diagnóstico que baja los ánimos hasta el más optimista.
Si no atenemos a las cifras aportadas por Cano Castro, Seguridad Pública trabaja a menos de la mitad de elementos y unidades con las que debiera operar en el municipio, lo que pone en franca desventaja frente a los grupos delincuenciales.
De los 1400 agentes que se ocupan, la dependencia tiene apenas 750. De ese total, más de 400 agentes están acreditados, 270 están desarmados y 126 realizan actividades administrativas, mientras 15 aspirantes se alistan a ingresar a Seguridad Pública. De los sueldos mejor ni hablamos.
En cuanto a las patrullas la situación tampoco está para presumir, pues 300 son las unidades que deberían de circular, pero apenas se tienen 175, de las cuales funcionan 75 aunque se anunció que llegará un lote de 30 unidades, un desenfriolito para curar una migraña.
Si regresas al puesto, qué harás diferente, qué te hizo falta antes que no se ha logrado bajar la delincuencia, le inquiere el regidor Rosendo Arrayales, pero antes, el panista Rafael Delgadillo, lo emplaza a que se comprometa en metas, resultados y en cuánto tiempo.
“Me hizo falta más comunicación con los sectores y difundir más a la comunidad para que se entienda el fenómeno de la violencia tenemos”, se confiesa Cano Castro y aporta un dato que documenta la tragedia: más de 200 niños deambulan y sobreviven en las calles.
Sin embargo, afirma, “Sí hay solución y se puede pacificar Cajeme si lo hacemos entre todos”. Hasta le pone fecha al anhelo de toda una población, ahora que viene por la revancha: “En 6 meses habrá cambios significativos”. Por ahora, 24 años es el promedio de las víctimas.
La voluntad de creer que las cosas puedan cambiar es clave y participar con la fe que motiva a los divorciados vueltos a casar: el triunfo de la esperanza sobre la experiencia, pese al constante acecho de la corrupción, que se alimenta de nuestra condición humana.
