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Apenas se había anunciado la donación de 4 millones de pesos de una empresa a la Cruz Roja local cuando el gobierno municipal difundió los plácemes del Alcalde por ser intermediario de esta acción.
Y apenas empezaba a difundirse el beneplácito del Alcalde cuando el Gobierno del Estado emitió un boletín para adjudicarse el mérito y aclarar que el donativo fue una respuesta de la empresa a invitación de la Gobernadora.
En esto de colgarse medallitas los políticos se pintan solos, su narcisimo es un atributo que deben alimentar a diario, y hoy aprovechan la contingencia sanitaria para lucirse, cuando deberían ser más discretos y mantener Susana Distancia de los reflectores que convierten a la función pública en un escenario donde compiten los egos por el papel principal de la obra. La cultura del espectáculo invade todas las actividades humanas y la política es sin duda uno de los terrenos más fértiles.
En este terreno se mueven a sus anchas personajes como el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, quien no descansa ni de día ni de noche para llamar la atención con sus bravatas contra el gobierno federal, un camino por el que lleva su estrategia para ser el próximo candidato presidencial de Movimiento Ciudadano. Y como él otros gobernadores se suman a la labor de zapa para debilitar al federalismo con temas como la distribución de los recursos fiscales entre las entidades del país, cuento viejo que ignora los principios de todo pacto federalista pero que gusta mucho a quienes hablan de una república del norte, otra del sur, una más del Bajío, y así cada quien con su propia estulticia.
A su modo el Gobierno de Sonora se suma a este coro mediante la promoción desmedida de las decisiones que ha tomado ante la contingencia por el coronavirus. Cabe reconocer que el gobierno de Pavlovich ha adoptado medidas acertadas y a tiempo para contener hasta donde sea posible el crecimiento de la pandemia en nuestra entidad. Eso es una responsabilidad bien asumida pero se desdibuja de inmediato con el discurso reverencial de los funcionarios que se empeñan en destacar "lo bien que lo hace Sonora" (obvio, en contraste con el resto del país).
Dicha actitud los lleva a declaraciones innecesarias como la recién hecha por Dénica Cruz, directora de epidemiología de la Secretaría de Salud, quien brincó luego luego para aclarar que en Sonora la contingencia tendrá sus propios tiempos, diferentes a los que anunció López Gatel para el país. Aun cuando el hoy famosisímo funcionario precisó que no hay fases generales para el país, la epidemióloga levanta la voz y su opinión no pedida se suma a las emitidas en otros estados donde la intención implícita es poner en duda la capacidad del gobierno federal frente a la crisis.
Lucimientos innecesarios, golpeteo declarativo con tintes preelectorales, la ambición que no descansa, son algunas de las miserias que empañan la cruzada nacional contra la pandemia cuyo verdadero impacto aún no lo hemos resentido. Frente a este escenario cabría esperar también que el propio presidente AMLO sea más moderado y suspenda por ahora su estilo dicharachero que no va con la severidad del peligro que acecha.
