Y al parecer por primera vez todos los gobernantes del mundo se pusieron de acuerdo y clamaron a grito desesperado, la consiga para acabar con un enemigo común.
De niño jugábamos a las adivinanzas y la mía siempre era, ¿cuál es el animal más poderoso del mundo?. La mayor de las veces, todos decían que era elefante y yo inmediatamente corrigiéndolos de que no, no era el elefante sino el microbio.
Hoy en día un virus recorre el mundo. Un microbio se placea por los cuatro continentes, se estaciona en todos los países, no distingue pueblos ni naciones, ni sistemas de gobierno, lo mismo se ha quedado donde permean las dictaduras que en las plenas democracias, donde reinan la viejas monarquías y las Repúblicas.
El maldito virus no tiene origen ni nacionalidad y de todas partes del planeta se escuchan las voces de angustias; de aquel lado y de este lado del mar, los contadores y levantadores de estadísticas van contando los muertos que causa la nueva peste y los levantadores y contadores de noticias van pregonando estas estadísticas.
Los historiadores datan de viejas pestes, como la de Moscú.. Marsella, de Antonia. De Atenas, de Manila, peste bubónica, la Justiniana, la tercera pandemia de China.
Pero hoy se narra la peste nueva del 2020, la que viene de China, la pandemia del coronavirus19. La que crea y causa el pánico, miedo en todo el mundo, que plantea un catálogo de miserias.
Y El apocalipsis.
Los charlatanes y prestidigitadores no tuvieron tiempo de visualizarlo, pero aun así ahora hay quienes vaticinan y pronostican el fin del capitalismo, otros la refundación de las democracias.
Ahora hablan de que una pandemia ha cambiado nuestras vidas.
Augusto Monterroso dijo: cuando desperté el dinosaurio todavía estaba ahí.
Dicen que esta enfermedad pasara: Cuando la pesadilla del Covid-19 pase, el virus estará aquí y en cualquier parte del mundo.
Ayer los analistas financieros vaticinaban severas crisis financieras, pero ante su mirada no pasaba una severa crisis sanitaria que acuerparía más esta crisis financiera.
Ahora estamos obligadamente cumpliendo disciplinas sociales, el aislamiento de treinta y tantos días. Oyendo discursos y ruedas de prensa de un doctor y a la máxima autoridad del país que hablan sustantivamente de todos los temas; entre estos, de números y porcentajes que encuadran contenidos del maléfico virus y de la misma forma la letalidad de este. Y entre sus discursos llegan al grado de querer tomar el papel de Dios, o al menos de vicedioses, cuando sin temor al pecado y contradiciendo la ley de Dios y de la máxima ley que nos gobierna como nación, cantinflean, pronuncian, luego despronuncian y erráticamente, tal vez con temor, dan cuenta que autorizan a quienes serán los prohombres facultados a elegir y decidir en el último de los casos, si esta pandemia se acentúe y se agrave, quienes serán los beneficiados con la atención médica y social.
Cuando descaradamente no hicieron en tiempo y forma el papel que les corresponde en esta gran batalla.
Mientras, seguimos viéndolos y escuchándolos discursar, atentos a las gráficas de Power Point, a ver si con el favor de Dios, la mentada y famosa curva se logra doblegar y no se tengan que llegar al momento de cometer esos crímenes legales.
Tratando de entender y con todas las ganas del mundo de creerles, el tema ese de la solidaridad que nos identifica, que más parece falsa, cuando médicos y enfermeras son atacados salvajemente, cuando los contagiados por ese mal son satanizados tanto el, ella, junto a su familia; entender por qué cuando un hombre u una mujer lleva un pedazo de pan a un necesitado producto de esta crisis, lo hace ataviado perfectamente con los colores de su partido político.
Así pues, ahora estamos en este abril que se nos pierde, hablando, pronunciando, agregando palabras nuevas en nuestro léxico, tales como: cuarentena, propagación, teletrabajo, contagio, aislamiento, crisis, desinfección, miedo, temor, angustia, soledad, curva, solidaridad, inmunidad, movilidad, higiene, brote, rebrote, distancia, desinfección, sanitación, sana, pronostico, denuncia, desobediencia, aislamiento, López., Gatell, Hugo, Etc.
Hay muchos, hombres y mujeres que están solos en esta batalla, con un montón de preguntas en su cabeza.
Muchos están solos y con latidos en su estómago, consecuencia de sus bolsillos vacíos, por ser parte de los más desprotegidos.
Están esperando la llegada de mayo y un favor de Dios.
Yo junto con ellos me pregunto. ¿Quién me ha robado el mes de Abril?.