Padre. Hoy no fui a visitarte.
No, Padre. Hoy no fui a visitarte a tu tranquila morada terrenal.
Donde en compañía de mi madre, ambos, descansan en paz.
No fui a visitarte, como frecuento hacerlo, éste y otros días.
Hoy no fui a rezarte un Padre Nuestro o un Ave María.
Las explicaciones, o pretextos son lo de menos.
Tendría mil argumentos: una enfermedad, impostergables asuntos, la terrible pandemia, etc.
Pero ninguno argumento lo veo justificable. Este día del Padre te fallé.
Cuando le fallamos a alguien, también quedamos mal con otros.
Hoy, no solo te falle a Ti. Le fallé a mi Madre, porque cuando voy a visitar a ella o a Ti; visito a los dos. No les llevé, tan siquiera un ramo de flores, que adornara sus sepulturas, o limpiarlas del polvo y de maleza.
No fui a postrarme al pie de sus sepulcros.
De tu sencillo mausoleo, que, con la sombra del Cristo resucitado, es el símbolo de la Fe y la Esperanza de vida eterna de mi Madre y tuya; de que seguro estoy gozan desde que partieron del mundo terrenal.
No fui a orar, para pedirles que intercedieran por mí, ante el Creador:
Por mi esposa, por mis hijos y nuestros familiares y amigos; por todos los enfermos de esta Pandemia.
No fui a verte a ti, ni a mi Madre; porque, como Cristo, sé, que siempre me han acompañado.
Porque … siguen eternamente viviendo en mí.
No Fui a verte, porque, como a Dios, los veo a diario, en cualquier lugar; a imagen y semejanza del creador.
Como Padre, es Él, de todo el Universo.
Mi universo, es tan pequeño, que es imposible, que ustedes; mi Madre y Tu, Padre, se borren de mi existencia.
Hoy no, no fui a llevarte flores, ni a rezarte un Padre Nuestro, ni un Ave María a mi Madre.
Pero les prometo, en cualquier lugar, que cada vez que le rece a Dios, rezo a ustedes…Mis amados Padres.
(21 de junio 2020. Día del Padre)
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