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Si algo quedó claro en la más reciente gira del presidente Andrés Manuel López Obrador por Sonora, fue la necesidad de catapultar la candidatura de Alfonso Durazo y el pacto para esos fines electorales con la gobernadora priista Claudia Pavlovich Arellano.
Si nos atenemos al menos a los discursos y a las escenaas de los eventos de AguaPrieta-Bavispe-Hermosillo cada vez queda más claro que en la lógica política rumbo al 2021, la mandataria estatal ya entregó la plaza aunque se diga lo contrario.
Ahí se observa a la gobernadora de Sonora plegada, maniatada, prácticamente domada por el líder de la 4T que se desborda en halagos hacia ella, quien entre múltiples agradecimientos le mendiga recursos para Sonora: "Ahí lo que caiga es bueno".
En voz del tabasqueño en Agua Prieta: "Claudia Pavlovich, que siempre ha actuado de manera institucional y hemos logrado acuerdos en beneficio del pueblo de Sonora" y luego remarcar que "con la que nos llevamos muy bien".
Horas más tarde en Bavispe se expresó así sobre Pavlovich Arellano: "se ha portado muy bien con nosotros, la queremos mucho a la gobernadora de Sonora, a Claudia, porque estamos trabajando de manera coordinada".
Pero sin duda fue en Hermosillo donde López Obrador sacó a relucir sus dotes de adulador, siempre y cuando el intelocutor colabore: "Claudia Pavlovich es extraordinaria como gobernadora, nos hemos entendido muy bien juntos".
Y todo porque "Claudia Pavlovich, que siempre ha actuado de manera institucional" y por eso "tiene todo nuestro apoyo, todo nuestro respaldo la gobernadora de Sonora. Le agradezco mucho porque ha sido muy respetuosa de la institución presidencial.
Entonces López Obrador no quiere una república democrática sino la sumisión al poder presidencial, de ahí sus diferencias por el estilo personal de gobernar con el gobenador Javier Corral y no solo por un conflicto de agua.
Una mala señal al tema favorito de AMLO, el combate a la corrupción, pues mientras halaga a Pavlovich, cuyo gobierno está bajo sospecha por el desvío de 140 millones en la operación Safiro, al gobernador de Chihuahua lo trata con desdén y lo excluye de sus giras.
Y la Fiscalía de Chihuahua fue la única que le dio seguimiento al desvío de recursos públicos a campañas el PRI en 7 estados y puso en aprietos al mismísimo padrino de Pavlovich, Manlio Beltrones, a cuya dirigencia priista se destinó el desvío de 650 millones.
Por eso la gobernadora Pavlovich no le recordó la demanda de subsidios a la energía eléctrica, ni mucho menos exponer el tema de los feminicidios o los escasos recursos federales en obra para Sonora, simplemente porque no tiene la fuerza ni autoridad.
Si lo hiciera, seguramente le sacarán "los trapitos al sol", por eso ni pío dice. Su prioridad es la reputación del séptimo año. Lo que se especula es una capitulación por impunidad, una vez que deje el cargo que nunca ha ejercido a cabalidad. Al tiempo.
