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El contagio. Epidemia política

Raúl Héctor Campa García
Lunes 12 de Octubre de 2020
 

Los pródromos (signos y síntomas que precede a una patología), de un rebrote de la enfermedad que es epidémica en un sector del País, en especial en los políticos, se está evidenciando ante el próximo proceso electoral del 2021. Esta enfermedad es un flagelo endémico de muchos países, casi es pandemia, para no generalizar. Esta enfermedad es provocada por un “virus mutante” con alto grado de contagiosidad. En ocasiones hace Sindemia (sinergia con otra grave enfermedad): Corrupción y transfuguismo; con honrosas excepciones ¡Claro!

Desde la época pre, tras y pos revolucionaria en México, estos fenómenos mórbidos políticos son recurrentes; los saltos de una pista política a otra se dan sin el menor pudor. Los liberales se “convertían” en conservadores y viceversa, los “librepensadores de izquierda y sinarquistas” padecían, en su mayoría, en cierta manera el síndrome del pensamiento cautivo, soñando unos, en un totalitarismo que solo quedaba en el primitivo idealismo del manifiesto comunista. Pero hay que reconocer que juntos, pero no revueltos, estos y los “conservadores”, lucharon por instaurar la democracia. Ejemplos: Los liberales confabulados con conservadores desde dentro del gabinete de don Porfirio Díaz, para derrocarlo; los maderistas “conservadores” con flores-magonistas y sinarquistas, para el mismo fin en una lucha democrática. 

En el breve gobierno maderista, las diferencias al interior del mismo se dieron. También dentro del Partido Anti releccionista como al exterior (los hermanos Francisco y Emilio Vázquez Gómez por cuestiones estratégicas unas y otra por la inclusión de porfiristas en el gabinete (al Chacal Huerta y otros). El buenazo de Madero quiso ser incluyente y lo crucificaron. Ejemplo Carranza, nunca apoyó a Madero y se manifestó como luchador revolucionario posterior a la muerte de aquel. Era Senador a las órdenes de Porfirio Díaz. Después se convirtió en tránsfuga del porfiriáto, como muchos.

Posteriormente vinieron los bárbaros del norte, con diferencias quizás no ideológicas entre ellos, para llegar al poder; hasta que él anticlerical come curas y remedo de socialista Plutarco Elías Calles, los conglomeró a todos en un solo Partido-Gobierno: el PRN, primera transformación- 1T- (Partido Nacional Revolucionario); Lázaro Cárdenas, con sus diferencias con el Callismo lo transforma (2T) en PRM (Partido de la Revolución Mexicana); después en 1946, Miguel Alemán Valdez lo convierte en la 3T, PRI (Partido Revolucionario I N T I T U C I O N A L), que entre muchas de las Instituciones que crearon estos gobiernos y persisten en la actualidad, cada cual con su toque “distintivo”; también construyeron la dictadura perfecta (mencionada por el escritor peruano Mario Vargas Llosa) y una de las peores: la institucionalidad de la corrupción. 

Desde la conformación del PNR o más atrás, ya estaba el contagio con los virus de la corrupción y del transfuguismo. Aquel no se ha contenido y este último se ha vuelto más virulento desde el movimiento estudiantil del 68, alcanzando el pico más virulento en 1988, cuando se inicia la gran desbandada, quizás para guardar una sana distancia y “aislarse” del contagio, confinándose en un Nuevo Partido, mezclado con partidos de “izquierda” (PRD); otros se fueron a “la derecha” (PAN); contagiados por el VT (virus del transfuguismo), que el año 2000, adquirió mayor virulencia, más que el actual COVID19. El virus de la corrupción, sigue haciendo estragos en el País; es una “epidemia-endémica” que seguimos padeciendo. Endémica porque está estancada en el País. La corrupción también mata.

En el 2014 varios ex militantes de aquellas anteriores “transformaciones” sobre todo los sobrevivientes contagiados en la 3era. Transformación, por el trasiego a varios partidos llegaron algunos con cierto grado de contagio a la 4T, al movimiento López-Obradorista. Movimiento conformado por ex militantes de aquellas “intermedias transformaciones”, principalmente del PRI, PRD, algunos del PAN y la chiruza de partiditos-rémoras, que como lactantes evacuan cada vez que comen de uno u otro Partido, poniéndose a disposición del mejor postor. Se cambian de Pañales seguido en cada proceso electoral. 

En las elecciones del 2021, el enemigo a vencer es el “evolucionismo trasformador” ancestral reflejado en MoReNa. Para tales propósitos se habla de alianzas entre partidos opositores al régimen.

Más que alianzas, se debería hablar de coaliciones, ya que todos partidos son opositores entre ellos; corriendo el riesgo que esas coaliciones pueden, al final, resultar en verdaderas colisiones. 

Si bien es cierto, casi TODOS los partidos coinciden en algunos principios que solo quedan regularmente en letra muerta. Pero SI, hay principios de doctrina en que se diferencian unos de otros, en temas socio- políticos como: los conceptos del “cosismo” – de cosa- de la ideología de género, el tema del aborto, para que un congreso decida “legalmente” quien viva y quien no, desde la concepción hasta el final de la existencia (el derecho a la vida no debe tener discusión); las uniones entre homosexuales, que se respetan, pero que quieren que se les denomine “matrimonio”, las adopciones homoparentales, como si las personas adultas tuvieran el derecho de tener un niño, sin ver que primero son los derechos de los niños, expósitos o no, de tener una verdadera familia. Temas que muchos políticos no le entran a la deliberación, por no saber o por cuestiones de perder un botín político minoritario; entre otros importantes temas.

PRI y PRD, no son coincidentes con el PAN en estos principios de doctrina y menos el MoReNa que es mezcolanza de aquellos. El PRI o lo que queda, son vestigios del contagio de esos dos virus mencionados al inicio, que, por supuesto han infectado a todos los partidos; algunos que se fueron al PRD y ahora a MoReNa, son portadores altamente contagiosos. Pero aguas con el PRI, es portador.

Tiene razón el economista Macario Schettino al decir: “La oposición realmente no está en los Partidos Políticos”. Está en los sectores de la sociedad con verdadera conciencia ciudadana, en los sectores productivos y laborales, en los universitarios, en las asociaciones de profesionistas, en el verdadero sindicalismo progresivo no sectorial o grupero ¿habrá? En cada una de las familias.

La ciudadanía espera para el 2021, no sólo la vacuna contra el COVID19, también las vacunas anticorrupción política, contra el irracional y “pragmático” transfuguismo. ¿Tendremos algún día un premio Nobel, para quienes combatan estos flagelos de la humanidad? Ta caón dijo Catón. Pero no imposible.

raulhcampag@hotmail.com  @Dr.RHCampa1  

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