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Domingo 20 de Abr de 2025
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LUNES CULTURAL: El estanquillo de las Letras, ¡abierto de nuevo!

Carlos MONCADA OCHOA
Domingo 25 de Abril de 2021
 

NAMAKASIA

COMO QUE ALGO FALTABA a los hermosillenses, yo no atinaba a adivinar qué era, hasta que fui el sábado a la Plaza Zaragoza y lo vi: El Estanquillo de las Letras ha reabierto. El pequeño pero bien surtido kiosco para vender libros, sobre todo de autores sonorenses, está de vuelta con sus precios rebajados. Inmediatamente llevé diez ejemplares de mi libro “Los ex gobernadores dan línea”, para que se ofrezcan con el 50 por ciento de descuento. El Estanquillo estará abierto de las 4 de la tarde a las 9 de la noche los viernes, sábados y domingos.

CUMPLÍ MI OFERTA, con motivo del Día Mundial de Libro, de vender los míos a 20 pesos los que cuestan $200 en librerías, y en 10 pesos los que cuestan $100. No vino ni la mitad de quienes en Facebook se mostraron interesados, pero quienes me visitaron se llevaron bonches que tal vez sumarán unos 40 libros, que no está mal. Ninguna de las dos guapas mujeres que estuvieron en casa, Rebeca y Yesenia, se acordaron de mi propuesta de regalar libros si me pegaban los botones de una camisa. Tendré que intentarlo yo; no lo he hecho no por falta de voluntad sino porque no atino a meter el hilo en la aguja. El profesor Francisco Javier Sotomayor, no conforme con comprarme libros, me regaló dos que constituyen valiosa aportación a la enseñanza: “Entre Dios y el diablo” y “El Maestro”, del profesor Luis Javier Fajardo Pelayo. Mil gracias.

EL VIERNES, PRIMER DÍA de la reapertura de “El estanquillo de las Letras”, compré “Simpatía por el diablo”, una ingenua novela de Manuel Alberto Santillana que se imprimió hace más de un año, pero no la había encontrado en librerías. El tema es la tesis con la que se gradúa una estudiante de la Universidad de Sonora, en la que sostiene que Adolfo Hitler y su esposa Eva no se suicidaron en el bunker rodeado por las tropas rusas, en abril de 1945; colocaron en la recámara los cadáveres de otro varón y otra mujer para que se creyera que eran ellos, pero escaparon y lograron llegar a Argentina, y después a Chiapas y a Baja California Sur, donde vivieron algunos años más. Que consiguieron huir se debió a que los ingleses y los gringos protegieron al dictador con tal de parar el avance del comunismo. Si hubiera habido tal complot, en el que también estaría implicado El Vaticano, el gobierno español y el de México, se habría necesitado un millón de cómplices. Mínimo.

A DIFERENCIA DE LO QUE le ha ocurrido en dos novelas anteriores, en ésta no muestra el autor faltas en la escritura de nombres extranjeros pero falla lamentablemente al atribuir lenguaje lépero y monótonamente repetitivo, a tres muchachas universitarias y a dos médicos. Que de cuando en cuando sonorenses lancen una que otra palabrota es una cosa, pero no términos propios de vagos ebrios o drogados. Es necesario estar atento, además, a la sintaxis del texto. Encuanto a la construcción narrativa, no veo por qué se cuenta dos veces (pp. 81 y 107) la forma cómo Hitler y la dama supuestamente escaparon.

AUNQUE LA NOVELA es breve, incluye nada menos que 23 citas de cierta extensión con las que parece que el autor pretende que el lector dé crédito a la tesis de la malhablada estudiante. Creo que pudo haber sido ésta una novela apasionante si hubiera habido uno o dos capítulos dedicados al examen de la joven en los que pudiéramos oír la réplica de los sinodales, percibir sus risitas, y la argumentación de la chica que para no batallar mucho, estaría apoyada en las 23 citas en cuestión.- El autor se da maña al final para informar al lector que su novela próxima, que completará la trilogía que comenzó con “El submarino amarillo”, tratará de la estancia de Marilyn Monroe en Álamos, Sonora. Ojalá que esa ficción alcance visos de realidad.

carlosomoncada@gmail.com


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