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Andrés Molière. El Tartufo en Palacio

Raúl Héctor Campa García
Lunes 26 de Abril de 2021
 

“No sé si no es mejor trabajar en rectificar y suavizar las pasiones humanas que pretender eliminarlas por completo”.

Jean Baptiste Poquelin (Molière)

La animadversión del Presidente AMLO con el gremio de profesionistas, especialmente a los ingenieros, médicos y algunos medios de comunicación, se evidencia por el recurrente hostigamiento en cada mañanera, como parte de su polarización de la ciudadanía.

El huésped de Palacio Nacional los tilda de neoliberales, conservadores y “fifís”, bajo la venía de un 30% del total de la población votante a su favor (de los inscritos en el padrón); mismos que lo excusan de todas sus “ocurrencias” y de “algunos” traspiés que ha dado en lo que va su mandato, por ejemplo, en el caso del inicio de pandemia y sobre la aplicación de vacunas contra COVID19, a médicos en ejercicio privado.

En todos los gobiernos, no todo lo realizado ha sido malo, pero: ¿Quién estando en la oposición o dentro del mismo gobierno no han criticado o adulado a los gobernantes en turno? El mismo presidente anteriormente, siendo oposición fue un férreo crítico de los anteriores gobiernos y ahora, con el tiempo, la piel se le adelgazó y no aguanta que le den “sopa de su propio chocolate”.

Sus fieles seguidores, tal como Orgón y su madre Pernelle, personajes de El Tartufo, drama (con sátira social) de Molière, le dieron “acceso al Castillo Virreinal” (casa de Orgón), donde hacía y deshacía en esta familia que le abrió la puerta de su casa (Palacio Nacional). Pero la demás familia (el otro “pueblo no sabio, el que no está de acuerdo, con algunas acciones del Presidente”; comenta, como en esta obra: “Si hubiera que oírlo y seguir sus máximas –mañaneras, agregaría- no se podría hacer nada. Todo lo fiscaliza y lo controla …y dispone del poder tiránico…” (Damis, hijo de Argón y Dorina, aya de Mariana hija de Argón y Elmira).

Cual “El Ricachón en la Corte” (Jourdain) – Le bourgeois gentil homme-, otra de las obras literarias de Molière, que al subir a la elite del poder (económico y … político), se llenan de una terca vanidad, hasta para cambiar la Constitución Política del País con apoyo de sus cortesanos – cómo en tiempo del “viejo” PRI- para poner gente a modo, con el propósito conseguir su “proyecto de Nación”, como lo está haciendo con el Ministro de la Corte (SCJN) ¿Habrá entre sus cortesano un Dorante, un maestro de música, de baile o filósofo, que cínicamente le estén “metiendo aire al Presidente? ¿Necesitará una esposa como Madama Jourdain, que lo cuestione inteligentemente? Para que les diga a sus aduladores que “ya no les rasquen donde le pica, … al mamamuquí (paladín) de la democracia mexicana”; que parece negarse al anhelo ciudadano de una verdadera autonomía de los tres poderes de la Unión y no sumisos al Presidencialismo ¿Esa sumisión es lo que pretende el Presidente?

Como El médico a palos: “así va el mundo (México). Muchos adquieren opinión de doctor (con significado metafórico), no por lo que efectivamente saben, sino por el concepto que forma de ellos la ignorancia de los demás”. Cómo el desdén –por lo mismo- del Presidente a las indicaciones preventivas de los expertos en salud, al inicio de la Pandemia actual. Tal vez a algunos de su más cercanos colaboradores, los ha colocado en puestos, despóticamente – como anteriores gobiernos- y los ha hecho expertos funcionarios, “a su manera designados a garrotazos” (léase siervos) en: SCJN IMSS, PEMEX, CFE, SEP, CONACyT, CNDH, etc.; y al ex Secretario de Seguridad Nacional, lo hizo candidato a gobernador por Sonora, a manera del “viejo régimen” –Priista- que tanto ha criticado y al cual estuvo también colgado su modus vivendi.

Quizás la animadversión que manifiesta AMLO al gremio médico en general y en especial a los que ejercen la medicina privada, es semejante a la que tenía el dramaturgo francés, Jean Baptiste Poquelin (Molière) a los médicos del siglo XVII. Molière a pesar de ser educados en colegios finos, desde niño le gustaba reírse de la aristocracia, de los fifís. El Presidente, como el dramaturgo, quizás tenga el mismo objetivo que este: “hacer reír a la gente- que él considera- honrada”. Tal vez piensa que todos los médicos actuales, son como los del siglo de Molière; con ideas post-hipocráticas: empirismo y dogmatismo; necios e ignorantes o charlatanes, “cobrones” – aunque los hay.

Quizás le pasó, al igual que al personaje de la obra El Enfermo de Aprensión (El Enfermo Imaginario), cuando AMLO se atendió en Médica Sur hace más de cinco años, de un infarto.

Acaso le preguntarían cuando acudió al hospital ¿Qué tiene Sr. Presidente? – me duele aquí en el pecho- No, Sr. Presidente ¿Qué tiene de bienes? ¿Les contestaría: “tengo doscientos pesos en mi cartera y un detente”? Al realizarle el cateterismo, le cobrarían caro y cómo no tenía INSABI… como dice Catón: se “encarabonó” con los médicos de la priva. Eh ahí su animadversión ¿será?

Desde entonces su “enfurecida calma”, como el enfermo imaginario: “se ha enrabiado porque le llevan la contraria”. Casi todos los días la misma cantaleta que polariza al ciudadano. Hasta contra los médicos.

Qué curiosos, algunos políticos de MoReNa y de otros Partidos, critican a la medicina privada y son los primeros que se atienden con ella: Incluyendo al Presidente y sin agra a un candidato a la Presidencia Municipal y de otras candidaturas.

“Ojalá que todas las críticas que recibimos por nuestra actuación fuesen expresadas con palabras de maestro de la literatura”. Frase de un médico anónimo. Agregaría, pero sin generalizar por la falta de ética de unos cuántos. Y ¿Los políticos actuales –algunos- tendrán la calidad moral de generalizar esta opinión presidencial? “Castigat ridendo mores”-corrige las costumbres riendo” (poeta, Jean de Santeul). El polarizador Presidente, lo intenta hacer a su manera con su sarcástica y pausada sonrisa.

El Dr. Gregorio Marañón – Médico y escritor español- decía: “Desde Aristófanes a Bernard Shaw -pasando por Petrarca, por Molière y por Quevedo – siempre he entendido que las sátiras antimédicas son expresión desbordada e inadvertida de una atracción enérgica hacia nuestro arte. y, a veces, simple resentimiento de no poder recetar.” ¿Será?

raulhcampag@hotmail.com @DrRHCampa1

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