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Condenas que no condenan

Raúl Héctor Campa García
Sábado 15 de Mayo de 2021
 

Una condena es una instancia en la que se aplica una determinada sentencia dictada por un tribunal como consecuencia de la comisión de un delito. Desde el punto de vista jurídico, la condena tiene como finalidad servir de defensa de la sociedad, como asimismo desalentar determinadas actividades. (https: definicion.mex/condena/). Se excluyen de esta definición las condenas religiosas.

Ante los diversos delitos, entre ellos los inconcebibles asesinatos que van en aumento en toda la República Mexicana, tanto de mujeres, hombres e infantes (homicidios, feminicidios, infanticidios); que en un alto porcentaje no se resuelven. Las autoridades encargadas de las investigaciones, inician declarando: “condenamos el artero asesinato de…”, pero que desgraciadamente los culpables quedan sin condena alguna, sean los autores intelectuales o los que llevaron a cabo la cruel acción. Quizá a esto últimos si se les detenga, pero casi nunca se llega a los responsables que planearon el hecho. Crímenes de tintes políticos, entre otros, no se resuelven a cabalidad y quedan en especulaciones, o al olvido del tiempo.

Sonora, y en especial el Municipio de Cajeme, la incidencia de estos actos criminales va en aumento, son cada vez más frecuentes. Los asesinatos de enero a la fecha, van en un promedio de 5 al día; ocupando los deshonrosos primeros lugares de las ciudades más inseguras del mundo.

La muerte de cualquier ser humano duele, y duele ver morir a tantas personas en actos criminales y más cuando las acciones para esclarecerlos quedan en suspicacias que abonan más al enrarecimiento de las pesquisas. Lo lamentable es que, en ocasiones, hay muertes de gente inocente que nada tienen que ver con los motivos por los que se asesina a otros. Los “famosos” efectos colaterales.

La barbarie que vivimos en nuestro País, se asemeja, guardando las proporciones, a los asesinatos por el poder políticos o no, de otras épocas y en la del caudillaje (en la conquista, en la independencia, en la revolución y posteriormente); incluso entre los mismos correligionarios: Calles y Obregón, mataron a Carranza y al General Serrano y otros; Calles (“se”) a Obregón, etc. El asesinato de Colosio y Ruiz Massieu. Los asesinatos, entre los diversos cárteles (grupos del crimen organizado), por el predominio de plazas, e incluso en contubernio con personajes políticos. Que, por cierto, ante tantos crímenes, la sociedad está perdiendo la capacidad de asombro. Sobre todo, los jóvenes que son presa fácil de estos grupos por diversas razones, unas de ella son: La falta de oportunidad de empleos y de estudios, la deficiente educación y los ambientes, ahora llamados “tóxicos”, donde se desarrollan muchos jóvenes que, ante las nulas alternativas, no les queda de otra, más que incursionar en estos grupos. Otra es el consumo de drogas, donde la percepción del mal y el bien, se distorsiona por los efectos de éstas.

Por cierto, en los países donde se han legalizado el consumo de drogas, los índices de criminalidad no han descendido, al contrario, van al alta; ejemplo Portugal y otros Países. Aunque en países más civilizados donde han legalizado el consumo (ejemplo Dinamarca), ni ha aumentado, ni han disminuido (desde siempre la criminalidad es baja); el grado de cultura general y el civismo de estos países es muy alto.

Tal vez la crueldad, la saña de los crímenes cometidos en países “en vías de desarrollo”, tienen huella de una irracionalidad provocada por las drogas (llámese alcohol, marihuana, heroína, etc.), la percepción del individuo es muy diferente según su intelecto o grado educativo (Las puertas de la percepción y El cielo y el infierno de Aldous Huxley, publicados en 1954 y 1956).

Un gran porcentaje de los intelectuales de todo el mundo, están a favor de la legalización de algunas drogas y entre estos intelectuales se incluye a los de México (entre ellos el ex Rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente), quizás, no toman en cuenta el nivel educativo, la ya referida falta de oportunidades para el desarrollo armónico de la sociedad y la idiosincrasia de cada país, que puede influir por el consumo de drogas, en el comportamiento humano. En mucho, esto puede ser causa del aumento de los delitos, de la criminalidad. Esto es un asunto preocupante.

Thomas Jefferson, en 1813, hizo una distinción en lo que llamó una “aristocracia del talento y la virtud”, lo cual en los países donde existe ésta, es una bendición; en contra de la “aristocracia artificial fundada en la riqueza y la herencia”, que terminan ahorcando a una Nación. La primera forma de aristocracia es la que necesitamos que nos gobierne, basada en la cultura del mérito, lo que algunos autores sociólogos o politólogos llaman la “meritocracia”, y no la basada en nepotismos sin importar el perfil de los funcionarios. Por lo anterior, las autoridades que nos gobiernas, en la mayoría de los casos se

ven imposibilitados de combatir los rezagos sociales, como la pobreza, la deficiente educación y por supuesto el combate con voluntad y conocimiento de las causas de los actos delictivos que padece la sociedad, para la prevención de los mismos.

En Cajeme, Sonora el día jueves 13, fue un día más de hechos delictivos, 4 o 5 personas perdieron la vida, entre ellos el conocido abogado Abel Murrieta Gutiérrez, candidato a la Presidencia Municipal, un artero asesinato. Las primeras declaraciones de las autoridades a quienes compete las investigaciones, nos dejan un “déjá vu”, de hechos y dichos pasados: “condenamos los arteros asesinatos y aplicaremos todo el peso de la ley a los culpables…” y parece que las voluntades se “aflojan” para tales investigaciones, o “las concluyen” con algún pobre ciudadano, como chivo expiatorio. Deseamos que este y todos los crímenes, no sean archivados en los grandes volúmenes de carpetas de: “Los casos olvidados” y se aclaren y no quede en pura retórica oficialista.

Nos unimos al clamor generalizados de la sociedad, demandando a las autoridades políticas, actuar con rectitud y con valor para dar con los verdaderos culpables y evitar las especulaciones y falsas “teorías”.

Nuestro abrazo solidario a la familia Murrieta Gutiérrez, y a todas las familias que en estos hechos delictivos han perdido a un ser querido, sin importar las condiciones de clase social a que pertenezcas: Que Descansen En Paz


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