NAMAKASIA
No es cierto que el PRI y el PAN se hicieron amigochos mediante el romántico rito de agarrarse por los meñiques y sacudirse con fuerza las manos; esos son inventos de la raza. Cuando lo decidieron, eso sí, los dirigentes de los partidos y el candidato se sonrojaron un poco y evitaban mirarse a los ojos, como los novios luego de haber hecho una travesura; pero estaban felices por la ganancia mutua. Los panistas ya no le echan en cara a los priistas los ochenta o quién sabe cuántos años que estuvieron agarrados a la Presidencia, y los priistas no reprochan a sus cuatezones que se hayan aliado con el clero (¡oh tiempos del gobernador Samuel Ocaña!) y los patrones explotadores.
Con decir a los lectores que los panistas no recuerdan ya los tacos electorales y otras trampas del Calolo Robles para asaltar la presidencia municipal de Hermosillo, y en correspondencia, los del PRI ponen cuidado en no mencionar el saqueo de de que fue objeto el ISSSTESON (6 mil millones de pesos) por Guillermo Padrés y su banda.
Lo que les preocupa a los que son optimistas y creen lo imposible: que el Borrego será gobernador, es cómo repartirá éste las chambas, y si sabrá hacerse de la vista gorda si descubre a un funcionario panista apropiándose de lo que no es suyo.
No se dan cuenta de que Alfonso Durazo está dando unos cerrojazos de miedo a su campaña, especialmente, hasta ahora, en Ures y en Nacozari. Y ahí viene, arrollando. Todo indica que los amigochos dejarán pronto de serlo, tendrán el castigo que merece su incesto político.
Cultureros políticos
Como cada seis años, los artistas y escritores se acercan a los candidatos y le dicen: a) que ningún gobierno ha hecho gran cosa por ellos; b) que la cultura no es tema prioritario para el gobierno y c) que necesitan esto y lo otro (cada área habla de sus problemas).
Los cultureros veteranos aconsejan no reunirse sólo con un candidato, sino con todos, uno por uno, para no fallar a la hora del cómputo de votos. Tienen presente que en 2009 se precipitaron y se agruparon con Alfonso Elías Serrano, del PRI, y resulta que el ganador fue el panista Padrés, lo que no impidió que dieran a éste la adhesión entusiasta, aunque se la habían ofrecido antes al priista.
Los creadores de cultura tienen también su corazoncito político, como cualquier comisariado ejidal o cualquier profesor sindicalizado o cualquier miembro de la Sociedad Sonorense de Historia o cualquier líder de barrio que quieren caerle bien al candidato para acercársele, en caso de triunfo, a pedirle una chamba buena. En el caso de los cultureros el premio mayor sería resultar palomeado cuando se forme el gabinete con el nombramiento de director del Instituto Sonorense de Cultura.
Por lo pronto, los seis que aspiran al puesto y demás escritores y artistas apapacharon al Borrego Gándara. Dicen que los seis quedaron muy bien porque ninguno la regó preguntándole al candidato: ¿Y usted que hizo por la cultura cuando fue presidente municipal de Hermosillo y luego senador? Y el Borrego quedó muy bien porque aguantó la curiosidad y no le preguntó a los artistas: ¿Y qué es eso de Instituto Sonorense de la Cultura?
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