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Como cada mes, varios centenares de jubilados y pensionados del ISSSTESon se presentaron ayer a las oficinas de la Serdán para cobrar. La policía tenía cerrados los accesos al edificio y los cheques brillaban por su ausencia. Que no hay dinero, dijeron algunos; que hay que volver a la una, otros.
El lector ha de imaginar qué tipo de varones y mujeres enfrentaban la situación: ancianos y ancianas con bastones y sillas de ruedas o bien moviéndose con apoyo en andaderas; algunas personas jóvenes que se presentan con cartas poder de sus abuelos y abuelas o parientes enfermos que no pueden acudir personalmente.
Hay quienes van en carro, que en esta ocasión tuvieron que dejar lejos, o pagan taxi o viajan en camión hasta el mercado. Luego emprendieron a pie el largo camino de la frustración.
¿Por qué cerró los accesos la policía? ¿Estaba de visita un rey o una princesa en las oficinas? ¿Fue una precaución ante la posibilidad de que los ancianos armaran una revolución? ¿Simple pendejada?
No lo sabremos nunca porque no se molestan las dependencias del gobierno en dar explicaciones. Los encargados de Comunicación Social ignoran que ya se inventaron la radio y la televisión para difundir avisos y ni por aquí les pasa que podrían telefonear a cincuenta o más derechohabientes, decirles cuál es el problema y pedirles que a su vez lo informen a sus familiares y conocidos para que no gasten dinero y salud en viajes inútiles.
¿Qué harán ahora los ninguneados para localizar sus cheques? Yo no lo sé. Lo que quiere el ISSSTESon, cuando la situación se haya normalizado, es que uno se agache hasta sus patas y les dé las gracias.
¿ES TÁCTICA HACER ESPERAR, PRESIDENTE?
Los problemas de los mineros de Cananea: el sindical, la indemnización que les volaron, igual que el de los pueblos del río Sonora: la contaminación de las aguas y de las tierras por los derrames tóxicos, tienen años y años. Los vecinos se enteran de que vendrá el Presidente de la República, y se alegran porque es el que puede arreglarlo todo.
Pero el Presidente les promete que dará instrucciones a los titulares respectivos de su gabinete para que vengan en próxima fecha y dialoguen con ellos, Hay que esperar a que programen su visita, y luego esperar a que estudien otra vez, en México, las soluciones a aplicar.
¿No es ésta una táctica para hacer esperar, esperar, esperar, señor Presidente? Si sus giras por la República están programadas, ¿por qué no presentarse al menos con un proyecto de solución? Y si no hay solución, hay que decirla con franqueza a los interesados. Es cruel prolongar una espera que no tiene para cuándo.
carlosomoncada@gmail.com
