Un periodista cuyo nombre no capté ayer, durante la cotidiana Mañanera, le preguntó al Presidente cuál es la política del gobierno federal con los medios de comunicación.
Acababa de terminar la sección dedicada a exhibir las mentiras o falsedades que publican como noticias auténticas ciertos periódicos y el Presidente la había cerrado con estos datos: el gobierno de Vicente Fox le dio 274 millones de pesos a El Universal; el de Calderón, 368 millones; y el de Peña Nieto, 1,450 millones de pesos. A Reforma le entregó Fox 292 millones; Calderón, 404 millones; y Peña, 291 millones. Las cifras, salvo los 1,450 millones de Peña para El Universal, no son impresionantes. Habría que verificar, desde luego, si las cantidades corresponden al pago de anuncios y servicios, no a dádivas ilícitas.
El Presidente no admitió la idea del periodista de regular desde el poder la actividad periodística porque eso atentaría contra la libertad de expresión. Y la pregunta inicial se quedó sin respuesta, aunque señalar periódicamente las notas falsas ya implica una política oficial.
Todo gobierno necesita publicar anuncios de interés para la sociedad y utilizar los servicios de los medios para llevar al cabo campañas de salud, de educación, etc. Y todo eso hay que pagarlo. Pero los que gobiernan escogen para cubrir esas necesidades a los diarios y revistas de mayor circulación y prestigio, no canalizan sus promociones por igual a todos porque el gasto sería dispendioso e innecesario.
Y los medios pequeños se sienten discriminados si no se les considera en los programas oficiales de publicidad. No es cinismo, sino la mera realidad, que algunos se duelan de que reciben anuncios a pesar de que no son críticos acervos del gobierno.
El gobernador Luis Encinas (1961-1967) fue un tanto ingenuo en su relación con la prensa. En 1962 se le ocurrió que suprimiría problemas si les fijaba cuotas mensuales: cinco mil pesos para los diarios grandes y dos mil quinientos para los chicos. ¡Y se lo hizo saber a todo e! mundo! Yo tuve acceso a la contestación que en una carta le dio el periodista Jesús Corral Ruiz, del Diario del Yaqui. Agradeció la iguala, subsidio o chayote (palabra que no se usaba todavía en Sonora) pero la rechazó porque los 60 mil pesos que sumaria en el año, podrían servir para construir una o más aulas, equipo para un hospital u otra erogación indispensable. Y enseguida le recordó al gobernador que en abril, mes ya próximo, el Diario festejaría 20 años de existencia y con ese motivo preparaba una edición especial. Le proponía el patrocinio del gobierno para dar a conocer, en una sección de cuatro páginas, las obras realizadas o en proyecto. Encinas me comentó (fui su jefe de Prensa unos meses). “Cobrará por esa sección 20 mil pesos, el equivalente a cuatro meses, y en el próximo cuatrimestre nos propondrá otra sección con otro tema”. Cierto. Pero no estaba dispuesto a tomar el dinero como simple dádiva.
El trato con la prensa nunca ha sido fácil para el gobierno, y precisamente por eso es necesario diseñar una política para precisar cómo ha de ser la relación. ¿Ya tiene una política al respecto el gobernador electo de Sonora o se ajustará a la no política, por llamarla de alguna manera, del presidente AMLO?
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