Rara vez me sucede que un tipo me caiga gordo al primer vistazo, sin saber nada de él, y me pasó con Ricardo Anaya, el panista que aspiró a la Presidencia de la República. Su arrogancia, su lenguaje rebuscado y petulante eran insoportables. No creo que alguien medianamente sensible a la política le concediera probabilidades de triunfo.
No hace mucho anunció que se preparaba para lanzar por segunda vez su candidatura, lo que enseña qué ciegos están respecto a sus defectos y personales carencias los enfermos de arrogancia. Pero de pronto se supo que ha quedado establecido, en el grueso expediente que le llevan a Lozoya, que el tal Ricardo Anaya era el encargado (o uno de los encargados) de repartir gruesas cantidades de dinero entre los senadores para que le aprobaran iniciativas de ley a Peña Nieto, concretamente, las que conciernen a la reforma energéticas.
Y el angelito panista quién sabe cómo tendrá la conciencia, que de inmediato se dio a la fuga. Durante su campaña se supo que tiene residencia en los Estados Unidos y que en escuelas gringas se educaban sus hijos. Y hacía allá escapó. No creo que ignore que las investigaciones seguirán adelante y que si se le fincan responsabilidades, hay procedimientos para traerlo a presencia de sus jueces.
Por cierto, nunca ha estado claro si entre los senadores que recibieron su lana hubo algunos de Sonora. Para que quede constancia en nuestra historia política, sería interesante saberlo.
¿INTENTO DE COMPRAR A LOS YAQUIS?
Hay que examinar con el mayor cuidado la versión de que el Distrito de Riego 108 se entregará a los yaquis para que lo manejen a como Dios les dé a entender y que esto es la idea genial para quitarles de la mente que les están robando el agua por el acueducto Independencia. En palabras claras y derechas, que pretenden comprarlos con ese espejismo.
Porque es un espejismo que los yaquis por nobles y sufridos que los pinte el Presidente, van a aprender a manejar un Distrito de Riego. Hay que leer la Historia del Valle del Yaqui de Claudio Dabdoub y consultar la prensa de principios del Siglo XX y echarse un clavado en los archivos de la Richardson y la Irrigadora del Yaqui, y de los bancos Agrícola y Ejidal y en las biografías y documentos personales de las familias Schwarzbeck, Obregón, Félix, Parada y otras, para hacerse una idea de lo que tuvieron que luchar y estudiar para abrir caminos de éxito en el campo de la agricultura.
El aprendizaje fue primero de práctica, de ensayo, y cuando los hijos de los pioneros crecieron, salieron a estudiar agronomía y ciencias relacionadas y volvieron para aplicar procedimientos modernos, a combatir las plagas, uso de fertilizantes y maquinaria y siguieron los nietos y cuando se fundó el CIANO… ¡Uy, es una historia casi leyenda tantas veces contadas y no deja uno de admirarla!
Confiemos en que la malicia y la astucia de los dirigentes yaquis les permitan no caer en el garlito. Que les resuelvan lo inmediato, lo que está ganado con recursos legales. Si después les hacen ofrecimientos adicionales, ya se verá.
carlosomoncada@mail.com