“Llueva, truene o relampaguee”
El desespero que ha causado la pandemia por el (o la) COVID19, en todos los aspectos de la cotidianeidad de nuestras vidas, y con justa razón, en las autoridades por tratar de regresar a la normalidad en las actividades de una sociedad que debe seguir funcionando en todo lo posible; es evidente. Pero siguiendo estrictamente con todos los cuidados para prevenir el aumento de los contagios, que si bien es cierto, gracias a las vacunas han ayudado a que se presenten casos con menos complicaciones graves, con esta enfermedad. Aunque la variante Delta de esta cepa de coronavirus, es de mayor virulencia (contagiosidad), y la curva de casos han aumentado en comparación a las cifras del 2020, infectando también a infantes menores de 12 años, que se convierten, a pesar de algunos casos asintomáticos, en potenciales transmisores de la enfermedad.
Al no estar autorizada la vacuna, hasta el momento, en este rango de edad, puede dificultar el logro de la inmunidad de rebaño tan esperada y si a esto se agrega cierta lentitud en el proceso de vacunación, se corre el riesgo de que se prolongue más tiempo la pandemia. Al igual que la Influenza, si persiste el (la) COVID19, existe la expectativa, sin ser un hecho demostrado – según él profesor Benjamín Zaitchik de la Universidad Johns Hopkins- que sea endémica, como una enfermedad estacional. La ventaja de la influenza es que sí, se alcanzan coberturas de vacunación por arriba del 85% de la población. Que es la cobertura (mínimo un 75% vacunados en la población global), que se necesita para contener ésta pandemia se SARCOV-2 (COVID19). La duda es ¿Se alcanzará tal cobertura?
Por otro lado, la OMS informa que por causa de la pandemia de COVID19, ha causado un retroceso en la aplicación de otras vacunas para diversas enfermedades infecto-contagiosa, en más de 20 millones de niños que no estarán protegidos de infectarse con ellas, y con COVID19. Se correrá el riesgo de una sindemia (tener dos o más enfermedades a la vez), que pudieran ser de gravedad en niños. México, años atrás, se ha caracterizado por tener una mayor cobertura en las demás vacunas en niños. Todo esto se debe poner en la balanza del retorno escolar presencial.
Las autoridades y parte de la sociedad sienten que es prioritario el retorno a clases de nuestros niños sopesando el riesgo beneficio, como es habitual en la práctica médica; en la mayoría de los casos. Claro que debe haber un consenso con participación social en ésta “encrucijada” en que nos pone la pandemia, entre gobierno, maestros, padres de familia; pero con asesoría de expertos en salud pública, médicos (pediatras y otras especialidades), psicólogos y personal docente. Es una decisión que se debe de tomar con “sesuda” corresponsabilidad social y gubernamental.
El llamado del Presidente al regreso a clases “Llueva, truene o relampaguee”, connota que debe acatarse, aunque las circunstancias se opongan, contra viento y marea; pero poco después él mismo se enmienda la plana, y expresó que el regreso sea voluntario.
Los trastornos de conducta en los niños y en el entorno familiar se han mencionado en varias publicaciones. La falta o interrupción de la socialización de los pequeños, que, normalmente inicia a partir de los 2 años de edad aproximadamente, ha sido trastocada por el confinamiento, que en ocasiones puede llegar hasta el maltrato infantil, por el angustiante encierro involuntario.
Algunos niños pasan bastantes horas frente a un televisor, con juegos digitales (exbox, nitendo swicht, celular y otros), que exasperan a algunos padres. Otros niños que no tienen accesos a estos distractores, por su precario nivel económico, quizás tengan una “ventaja” de no padecer estos trastornos de conducta, más si, el riesgo de contaminarse y trasmitir ésta y cualquier otra enfermedad viral o de otra índole infecciosa, dependiendo del tiempo y la proximidad de convivencia; incluso en las aulas escolares entre los mismos alumnos y maestros (aún vacunados estos).
Con el regreso a clases se debe cuestionar y responder con verdades: ¿Las escuelas oficiales y privadas, estarán o no en condiciones estructurales para recibirlos? Se habla de deterioros en algunos planteles escolares oficiales, saqueados, desmantelados: robo de instalaciones eléctricas, ventanales, cercos perimetrales, y con maleza abundante, etc. ¿contaran con los insumos necesarios para la prevención y vigilancia de que estas medidas se realicen al 100 %, en una sociedad con un alto porcentaje, desordenada? ¿Los mismos alumnos acatarán estás medidas preventivas, especialmente el uso de cubrebocas y la distancia específica recomendada? ¿El regreso a clases será escalonado, con los alumnos en grupos pequeños y en días alternos? Etc. Tal vez algunas escuelas privadas, tengan contempladas esta medidas, para el retorno escalonado a las aulas de los niños de primaria y secundaria ¿Estarán preparados los espacios amplios y bien ventilados?
Un amigo, maestro universitario y excelente pediatra de Tabasco, Dr. Ernesto Jiménez Balderas, Académico y miembro de la Confederación Nacional de Pediatría (y otros compañeros médicos, hablan de lo conveniente del regreso a clases de los niños; unos a favor y otros lo contrario), nos dice, el maestro al respecto: “… La verdadera pregunta no es si se debe regresar, esto es obvio, tampoco si es necesario, porque también es obvio; la verdadera pregunta es si: ¿Existen las condiciones para que los alumnos regresen con seguridad a las aulas de manera presencial? La respuesta es difícil cuando muchos conocemos cómo están muchas escuelas…”.
Cada País, y en cada Estado (esto en México) tendrán distintas condiciones y circunstancias epidemiológicas, que influirán en la decisión, junto con sus expertos médicos, maestros y padres de familia, de lo que conveniente o no, de las clases presenciales y el cómo. No nos quedará de otra.
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@RaulHectorCamp1