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Hoy se rendirá un homenaje al líder yaqui Tomás Rojo cuya vida estuvo dedicada a servir a su Nación con todas las satisfacciones y los riesgos, la muerte incluida, que implica enfrentarse a los enemigos de la etnia. El homenaje se le ofrecerá en la Plaza Lázaro Cárdenas, frente a donde se encuentra, sobre la calle Veracruz, la casa donde yo nací.
Obviamente, no se escogió el lugar porque haya nacido yo enfrente, sino porque ahí se localiza la estatua de cuerpo entero del general Lázaro Cárdenas (hay una similar en Etchojoa), obra del escultor Julián Martínez; y del insigne Presidente es el decreto que les reconoció a los yaquis la exclusividad de derechos sobre el territorio que ocupan desde siempre.
Para que el homenaje sea completo faltaría dar la noticia de que han cerrado las compuertas del acueducto Independencia y han dejado de llevarse el agua que pertenece a los habitantes del Valle. La ex gobernadora Claudia Pavlovich mantuvo quietos a los productores del sur, a los mismos que organizaron manifestaciones monstruo en las calles de Cajeme, con el cuento de la desalinizadora de Empalme-Guaymas de donde arrancaría otro acueducto, éste a Hermosillo llevando agua desalinizada.
Los de ese gobierno decepcionante jugaron con los anuncios de que ya va a estar el proyecto, que se pospone la presentación del proyecto, que se licita y no se licita, que ya casi, y lo que se iba a construir en 18 meses se esperó todo el sexenio. Hasta hace unas cuantas semanas anunciaron que se estaban haciendo pruebas en la pequeña planta, pero ni en esto se puede creer.
Fue una burla cruel de alguien que carecía de las capacidades necesarias para llevar al cabo una obra de gran magnitud, que ni siquiera intentó. De modo que el acueducto Guaymas-Hermosillo ha existido sólo en la imaginación. Cuando haya sido cerrado o eliminado o sustituido el acueducto de Padrés se podrá ofrecer a Tomás Rojo el homenaje completo.
EN EL ESTANQUILLO, HOY, HOY, HOY
A las 20 horas de hoy tendremos como invitada especial en El Estanquillo de las Letras (Plaza Zaragoza, a un paso del kiosco) a la escritora sanluisina nogalense Patricia Robles Payán, que presentará su libro “El surco invisible”, previo comentario del dramaturgo Roberto Corella.
El Estanquillo se abre antes de esa hora y ofrece también, a pecios bajos, libros de otros autores, como “La tragedia de la invasión”, de Ernesto García Núñez. Ahí
se cuenta con amenidad y lógica la invasión de los españoles en México, en el año en que se conmemora el aniversario de la caída de Tecnochtitlan.
Y ni modo que deje de añadir unas líneas de propaganda para mis libros “Los exgobernadores dan línea” y “Se nos acabó la fiesta, compadre”, este último una reseña de las campañas para gobernador. Los dos a Cien Pesos.
Finalizo con un mensaje a los escritores que ni se asoman a El Estanquillo. ¡No dejen solos a sus compañeros! Asistan a sus actividades.
carlosomoncada@gmail.com
