Elucubrar sobre la impronta que en materia cultural imprimirá el gobierno de Alfonso Durazo en este rubro daría material para largos y somníferos rollos a los teóricos. Si se organiza un foro con ese tema, yo, de plano, ¡paso! Pero esta decisión sólo implica hacer a un lado a los aburridos teóricos, no al tema mismo que es de relevante importancia y que puede resolverse, en mi opinión, con medidas prácticas.
PRIMERO. para comenzar, los funcionarios deben partir de la base de que los escritores, actores, pintores, bailarines, músicos, escultores, fotógrafos, cantantes, dramaturgos, etcétera, somos trabajadores. Lo que producimos es fruto del espíritu pero aspiramos, como todo trabajador, a vivir de lo que hacemos. Por tanto, cada vez que los funcionarios necesiten decorar sus oficinas, que llamen a artistas locales, no foráneos; contraten músicos para los actos oficiales. Funden, en suma, fuentes de empleo.
SEGUNDO; Cuando un pintor, un escultor o un fotógrafo abre una exposición, lo mismo que cuando un escritor presenta su nuevo libro, esperan vender uno o varios de sus trabajos. Ha habido funcionarios que en toda su carrera de “servidores”, no se asoman a estos eventos. Que los jefes y los políticos encumbrados den a sus subordinados el ejemplo de su asistencia y que los vean salir del evento con un cuadro o un libro recién comprado.
TERCERO: Y hay eventos a los que es aconsejable llevar a la familia, como los recitales de canto y danza, las funciones de teatro, los conciertos de música. Pero, ¡ojo funcionarios!, compren boleto, no esperen que los inviten de gratis.
CUARTO: Lo que acabo de escribir es fundamental. El primer Festival Ortiz Tirado que me tocó organizar, en enero de 1992, me recibió con la ingrata costumbre de que no se cobraba la entrada a los conciertos de gala en el palacio municipal. De modo que la gente llegaba a la hora que le pegaba en gana y se largaba en cualquier momento, y en plena área de la soprano y el do agudo del tenor, hombres y mujeres se levantaban porque les urgía descargar la vejiga y se iban a orinar sin cuidarse de hacer ruido. Y en el escenario, cantantes y músicos de prestigio nacional o internacional tenían que sufrir esta conducta de nacos. A partir de 1993 se fijó una cantidad módica de admisión y las puertas se cerraban en cuanto el concierto comenzaba. Santo remedio. No pido que la cultura se aleje del pueblo, sino que se le enseñe a valorarla.
QUINTO. A los escritores les queda como fuente de ingreso, si lo ganan, el Concurso del Libro Sonorense. ¿Y a los demás) Hasta fines del siglo anterior había concursos de pintura, de escultura, de coreografía, con premios en efectivo. ¿Es imposible reanudarlos? A los escritores, por cierto, se les premia y se les abandona a su suerte con el puñado de libros ya impresos. Los obligan a regalar su trabajo. Hay que organizarles giras por el Estado y en el centro del país para que sus libros se conozcan y se vendan, hay que abrirles el camino hacia el departamento de libros de los supermercados, hay que hacerles propaganda en los medios del gobierno. Hay que.., bueno, veremos qué sello pone al renglón cultural el recién estrenado gobierno.
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