DE AQUÍ AL VIERNES, un suspiro para que comience la trigésimo séptima versión del Festival Alfonso Ortiz Tirado. Quienes asistan, vayan bien abrigados y atentos a acatar las disposiciones de las autoridades de Salud. Por razones obvias, no creo que habrá multitudes en los conciertos, pero como la entrada será gratuita habrá que estar temprano en las puertas del teatro-palacio municipal para asegurar asiento. Antes de poner proa hacia Álamos, recordemos que mañana, martes, a las 18 horas, el maestro Juan Enrique Ramos presentará uno más de sus libros, narrativa en este caso, en el Distrito Bohemio de Hermosillo (la cafería de Jesús), ahí donde hay murales en paredes que ven hacia las calles Sufragio Efectivo y Obregón.
LEÍ EN ESTOS DÍAS los “Cuentos de mis navidades”, del nogalense por adopción (nació en San Ignacio Río Muerto) Ángel Estrella, bueno para narrar, fiel conocedor de la psicología infantil pero con fallas del texto que disminuyen esas cualidades. Hay faltas de ortografía: el nombre de la calle Obregón debe ir con mayúscula (pág. 53), el apellido de Luis Pérez Meza no va con S (p. 60), le falta el acento a río (p. 76), no es “disque” sino dizque (p, 78), al usar la tercera persona para referirse a Dios ha de usarse mayúscula: Él (p, 79), las palabras agudas terminadas con vocal deben acentuarse (pp 88 y 84).
ME LLAMÓ LA ATENCIÓN el uso de la preposición “entre” en tres casos: en la p. 40 al referirse a dos niñas: “se tomaron de la mano entre ellas”; en la 53, cuando el grupo de niños forman un grupo “tocando sus espaldas entre sí” y en la 58: “entre el Kevin y Esteban juntaron los restos”. Suprima el autor la preposición y mejorará la redacción. Mejorará también y habrá más claridad si adopta el punto y coma que a los escritores nos saca de muchos apuros. Y es necesario estar atento a las contradicciones. En la p. 38 nos dice que el panteones estaba a “una media docena de cuadras” y en la página siguiente, que está “distante diez a doce cuadras”, que son más que media docena.
Otra cosa que no había visto antes es el uso de los guiones en los diálogos:
“--Bueno, --dijo el Kevin--, pues vámonos” (p. 58); “—Señor, --dijo uno de los querubines--, se aproxima el año nuevo…” (p. 109). Ni la gramática ni la lógica dan razón para poner coma antes del guión. Desde que apareció en el horizonte literario José Saramago marcó la tendencia a suprimir los guiones en lo posible y de sustituirlos por comas. Este cambio incrementa la impresión de que lo que cuenta el autor es platicado.
En fin, la recomendación que nadie me ha pedido pero que siento la responsabilidad de dar a todos los autores, es que corrijan con cuidado el borrador en cuanto lo terminen, lo corrijan dos o tres veces antes de mandarlo a la imprenta, y que lo corrijan dos o tres veces más antes de autorizar que se imprima. Siempre hallaremos algo qué mejorar. En esta revisión no me puse a marcar todas las fallas sino sólo muestras, pero no quiero poner punto final sin sugerir a don Ángel que estudie la diferencia entre la primera persona plural del presente de venir (venimos) y la misma persona del pasado (vinimos). La edición de este libro fue de cien ejemplares, ¿por qué no otros cien con las correcciones necesarias?
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