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El minero encebollado es un platillo típico de Cananea al que cada año se le agregan ingredientes; tiene tantos ahora que no me pongo a mencionarlos porque llenaría el espacio de esta columna. Su característica principal es que al centro del plato se coloca una cebolla que el comensal debe ir pelando poco a poco para que llegue a degustar al fin el sabor de su éxito. El gobernador Durazo se refirió hace un par de días a este tesoro de la gastronomía cananense, y como buen conocedor recomendó ir quitando capa por capa a la cebolla, contra la opinión de quienes se desesperan y quieren meter cuchillo y cortarla.
El único inconveniente consiste en que al ir arrancando las capas de cebolla el zumo que de ésta se desprende hace llorar. Y esto molesta a cualquiera.
Hablando con más claridad, tiene razón en estar molesto el gobernador con los que propician, dizque porque no se les resuelven los problemas en el mineral, los bloqueos de la carretera Ímuris-Cananea. No creo que haya alguien tan estúpido que crea que los problemas, serios y numerosos, se puedan resolver de golpe y porrazo. Y más estúpido es hacer que paguen los platos rotos los pasajeros de los autobuses, los transportistas de mercancías, los turistas, los particulares que por las razones que usted quiera, y que podrían ser de vida o muerte, se ven obligados a transitar por el citado tramo.
Si el Presidente desde México y el gobernador en Sonora ya comenzaron a atender sus problemas, ¿no es lo más noble corresponderles dejando que hagan la tarea? No deben cruzarse de brazos, naturalmente; han de permanecer atentos a que cumplan las promesas, y si llega el caso de que no lo hagan, poner en juego todos los recursos que la Constitución y leyes derivadas colocan en manos de los trabajadores.
Pero atentar contra los particulares que no tienen vela en el entierro es injusto, abusivo y peor que todo, tonto.
HAGO VOTOS POR EL FAOT
Hasta el momento de redactar esta columna, continuaba la cuenta regresiva para declarar inaugurado hoy el Festival Alfonso Ortiz Tirado. Se difundieron las medidas que de acuerdo con la Secretaría de Salud se aplicarán para garantizar la protección de la salud.
La temperatura ha mejorado y hay numerosas habitaciones en hoteles y casas particulares habilitadas con chimenea. El frío no será problema. Quienes saben rezar, échense una oración para que no llueva. La carretera Internacional y su brazo a Álamos se encuentran en buen estado. La mejor opción es ir a la hermosa ciudad y disfrutar el festival completo, pero si no se puede, echar un ojo al programa y escoger el concierto de gala más atractivo, según el gusto, sin olvidar que habrá música en otros foros: el callejón al costado del templo, el auditorio del Museo Costumbrista, la Alameda, etcétera.
Hago votos por el éxito de esta trigésima séptima versión del Festival, que será la primera que organiza mi querida y admirada directora general del Instituto Sonorense de Cultura.
carlosomoncada@gmail.com
