Hace menos de dos semanas afirmé en este espacio que constituía “un paso atrás en Educación” el acuerdo del gobierno federal de abandonar la enseñanza a mañana y tarde, para volver al viejo sistema de horario corrido, y que esto no sólo iba en detrimento de la enseñanza, sino que trastornaría la asistencia de padres y madres a sus quehaceres.
Y nos llega la noticia estupenda que el gobernador Alfonso Durazo ha anunciado que se harán los ajustes presupuestales pertinentes para que no se pierda lo que se había avanzado, pues podrán los alumnos continuar con el acostumbrado programa de enseñanza integral, esto es, a mañana y tarde.
Quiero creer que el gobierno del centro dio aviso previo a los gobernadores de la decisión tomada, con la esperanza de que algunos le entraran al toro, pero la especulación carece de sentido puesto que en Sonora conservaremos el avance que con no pocos trabajos se había conseguido para los niños.
¿DÓNDE NECESITAN PRECANDIDATOS?
Comienzan a mirarnos con ojos de envidia los ciudadanos de otras entidades federativas, porque estamos distantes aún de que se abra el proceso electoral para la elección de 2024, y ya contamos en Sonora con dos extraordinarios precandidatos, o para mayor precisión, una precandidata y un precandidato. No en todas partes son tan afortunados.
La primera que se apuntó fue la senadora Lily Téllez, que una mañana, al despertar, recordó que había soñado que era la primera mujer presidenta de la República. Debe poseer muchas cualidades, la primera de ellas, la habilidad con que oculta las demás cualidades. El segundo aventado fue el ex diputado local Damián Zepeda que resolvió buscar la candidatura un día de aburrimiento.
Le será difícil a la ´Téllez encontrar un partido que la apoye pues de todos es sabido su inclinación a traicionar. Zepeda, afiliado al PAN, ya tiene partido. Lo que no tiene son partidarios. Los amigos de ambos precandidatos les profesan simpatía porque los hacen reír.
¡LA DUODÉCIMA ES LA BUENA!
Los vecinos de mi colonia andan retegustosos porque, UNA VEZ MÁS, el gobierno está pavimentando el tramo del bulevar Morelos que va del Ignacio Soto a la calle Aburto. Aunque lo pavimentan y lo vuelven a pavimentar, no tardan en reaparecer
los baches con las fauces abiertas, como demonios desatados, listas para atrapar llantas de incautos.
Yo me burlé un poco de la alegría de mis vecinos y, haciendo cuentas, les informé que en los periodos de los tres últimos presidentes municipales, incluido el actual, el tramo había sido pavimentado once veces y en menos de decir Jesús, volvía a quedar igual, a veces peor.
¿Once veces?, me replicó una señora de gran molote, ¿y qué? ¿No dice el refrán que a la duodécima va la vencida?
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