Yo les repito que no es un capricho del Presidente la llamada a votar por la confirmación o la revocación de su mandato, sino una hábil maniobra, ejecutada por caminos legales, para dejar firme el precedente de que los mandatarios que vengan en el futuro, se sometan a la prueba que hoy pasará él.
Que sepa el pueblo, cada vez que se inicie un sexenio, que tendrá la oportunidad de mandar al carajo al Presidente que no responda a las expectativas que de él se esperaban. Hasta ahora, si se descubría que el pueblo se había equivocado, o más bien, lo habían engañado, y que el elegido era un pillo o un desobligado o un ratero o un baboso, o todo ello junto, había que aguantarlo los seis años.
¡No más eso! Al inaugurarse la era de la ratificación o la revocación, al diablo con el que no sea merecedor de la Presidencia.
Yo insisto en mi idea de que la confirmación o revocación servirá de base para que, previa reforma a las constituciones de los estados, se establezca la obligación de los gobernadores a someterse a la misma prueba. ¿Qué tal? Confío en que cada sonorense, en la medida de sus posibilidades y según su posición social y política, secunde esta idea.
ME ESCONDERÉ DE ABRIL
Abrigo un sentimiento complejo hacia este mes. Un día de abril de hace 66 años murió mi padre en Ciudad Obregón. Entregó parte de su vida a la Compañía Richardson y la vida entera a nosotros, su familia.
Un día de abril me casé por vez primera hace 65 años. Entonces la mayoría de edad se alcanzaba a los 21 años y me faltaban para ello unas diez semanas. Pero como mis padres me acompañaron a firmar en el Registro Civil, ni cuentas me hicieron de la edad.
Un día de abril me titulé licenciado en Derecho por la Universidad de Sonora. Litigué lo necesario para acreditar la práctica forense exigida y laboré como abogado auxiliar en el Departamento Jurídico del Gobierno del Estado; asimismo, fui jefe del Departamento de Tratamiento de Menores Infractores de la Secretaría de Gobernación, en México. Pero los conocimientos jurídicos me han sido útiles sobre todo en el ejercicio del periodismo.
Abril está ligado en mi memoria a sucesos felices y a pasajes sombríos, y éstos son predominantes. Creo que me esconderé en mi casa (después de votar el domingo, naturalmente) mientras se va este mes de abril.
AVISO A MIS LECTORES QUE ESTA COLUMNA SE VA DE VACACIONES A PARTIR DE MAÑANA. NO SE IRÁ A DIVERTIR EN FRIVOLIDADES SINO A REFLEXIONAR SOBRE LAS GRANDES CUESTIONES DE LA VIDA: ¿DE DÓNDE VENIMOS? ¿A DÓNDE VAMOS? ¿EN QUÉ NÚMERO CAERÁ EL GORDO DE LA LOTERÍA?