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La propuesta para inscribir en el muro de honor del Congreso el nombre de la primera mujer diputada, no fue aprobada. Si los integrantes de la actual legislatura conocieran mi libro “De mendigar curules a reinas del Congreso” habrían contado con argumentos para apoyar la iniciativa o para rechazarla, como sucedió.
Aunque la iniciativa no fue presentada por el PRI, por haber sido aquella primera diputada, la profesora María de Jesús Guirado, candidata de ese partido, en 1955, no les pareció buena la propuesta a los legisladores de MORENA, el PAN y demás chiquillada.
No sé si son mis nervios o de veras están sucediendo cosas raras en el Congreso. A mediados de marzo, entregué en la Oficialía de Partes dos cartas y sendos ejemplares del libro citado para las diputadas Natalia Rivera e Ivana Celeste Taddei que supone les entregarían enseguida. En las cartas les rogaba que fueran las comentaristas de mi libro en la presentación que tendría lugar la fecha en que estas damas escogieran.
Al despuntar abril no había recibido respuesta de ninguna de las dos diputadas. Me valí de una persona de mi confianza para que les preguntara el motivo, y se mostraron sorprendidas porque no habían recibido ni carta ni libro. ¿Están olvidados en un rincón de la Oficialía de Partes? ¿Los tiraron a la basura? Quién sabe Hoy les haré llegar un nuevo ejemplar (no por el mismo conducto, obvio) y el ruego reiterado de que me apoyen en la presentación del libro.
Se trata de una investigación seria y bien documentada del largo camino que han recorrido las mujeres para conquistar posiciones que durante más de medio siglo les birlaron los varones con trampas leguleyas. La información jurídica e histórica está matizada con anécdotas veraces, algunas con disfraz de caricatura, como la de la diputada suplente que viene del sur para protestar como diputada propietaria, acompañada de familiares; y en cuanto concluye el solemne acto pide a la Dirección de Administración de la Cámara un vale para irse al Xochimilco a cenar gratis con toda su parentela.
O la anécdota de Lady Memes, o la de las dos suplentes que subieron a propietarias gracias a que los titulares de las curules se murieron. En fin, les avisaré si el libro se presenta. Y si no, también.
NO TUVO EL DÍA DEL LIBRO EL ÉXITO QUE CUENTAN
Sí, subieron a las redes un número regular de fotos en las que se ve a escritores, en plena plaza pública, entregados a la lectura en voz alta. Esa fue su aportación a los festejos del Día del Libro y de los Derechos de Autor.
El éxito fue tan modesto que no merece llamarse éxito. Fueron poquísimos los que se acercaron a las mesas de exhibición y compraron libros. Y mientras no haya compradores de libros, y por tanto, suficientes lectores, la conmemoración de la fecha no dejará de ser simbólica. Naturalmente, algo es algo, o para decirlo de modo más apropiado, peor es nada.
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