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Habrá una amarga sorpresa para los ingenuos que piensan que, finalmente, enfrentado a los desastrosos resultados de su caótica administración de despilfarro, de caprichos y absurdos proyectos personales, de probados escándalos de corrupción de colaborados y de su propia familia, de indolencia ante centenares de miles de muertes que pudieron evitarse, del vergonzoso ingreso a la miseria de muchísimas familias mexicanas, y, enfrentado a las pruebas de su connivencia con el crimen organizado, saldrá humillado y cabizbajo al final de su sexenio.
En lugar de eso, en un vehemente discurso, al que revestirá de matices históricos, fingiéndose poseído de una sublime inspiración patriótica, proclamará solemne, que no obstante los incansables y continuos esfuerzos de su gobierno por conseguir la tan necesaria y urgente cuarta transformación, se ha topado con tal resistencia por parte de los perversos conservadores neoliberales y sus intereses creados que han malogrado los frutos tan deseados, que, por el bien de México y de los mexicanos, ha tomado la dolorosa decisión de inhabilitar temporalmente al Congreso de la Unión, proscribir la prensa crítica, controlar provisionalmente el Banco de México y detener preventivamente a los líderes de oposición a su gobierno, convocando de inmediato a una consulta popular de revocación de mandato versus reelección, organizada con toda imparcialidad por el propio gobierno para evitar cualquier fraude.
Sin tardanza recibirá desde Venezuela, Cuba, Nicaragua, Perú, Bolivia. Argentina, España y China las congratulaciones por tan valiente y sensata determinación y el apoyo incondicional de sus líderes, que celebrarán jubilosamente la entrada de México a la vida democrática; porque según la “ética” revolucionaria la voluntad popular es recta e infaliblemente interpretada por el tirano vitalicio.
