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No empleó cinco minutos el poeta Armando Zamora en describir bellamente la esencia del libro “Navegaré en tu memoria”, de Guillermo Munro, y en total, la presentación en plataforma digital del Instituto Sonorense de Cultura cubrió una hora y media. ¿El objetivo de dar a conocer un libro recién salido de la imprenta es despertar el interés de los lectores, o el propósito es aburrirlos?
Munro, de bien ganado prestigio como narrador, está emparentado, en términos literarios, con el gran William Faulkner. Éste creó el condado de Yoknapatawpha, limitado por el río Mississippi, y Guillermo re-crea la región de Puerto Peñasco y alrededores como escenario de sus novelas.
“Navegaré en tu memoria” no es una novela, aunque tampoco una historia, según aclaró Zamora; provisionalmente, y en tanto hallo un ejemplar para leerlo y quedar en posición de opinar sobre esa cuestión, la acomodaré como crónica. El autor, hijo de fundadores de Peñasco, habló con viejos vecinos, se empapó de información y le advierte a su querido pueblo que navegará en su historia. Y no sólo por lo que toca a este libro, sino a otros dos que complementarán el resultado de su investigación y sus recuerdos.
El evento fue trasmitido el sábado. Lo dirigió la coordinadora de Literatura del ISC Lorena Manríquez y participaron Clara Luz Montoya, Nina Mier y el citado Zamora. No me quedó clara la razón de que Clara Luz estuviera ahí, pues aparecía y volvía a aparecer sin aportar opinión. Lo hizo con entusiasmo Nina Mier, conocedora al parecer del proceso del trabajo de Munro. Lo calificó de “muy maravilloso”, aunque es suficiente con decir “maravilloso”, pues de lo contrario habría que admitir que hay cosas “poco maravillosas”.
La presencia de Armando era necesaria pues su libro “El olor de los abuelos” da el toque poético al de Munro, quien lo admitió así. Y es que el poeta algo debe saber de mar, pues ha publicado, entre otros, los poemarios “Bitácora del náufrago”, “Navegación al interior”, “Invención de arena”, “Instrucciones para armar la historia de Ferreira Lopes” (que era marino).
La lectura del currículo de Munro se llevó sus buenos diez minutos, que es mucho tiempo. Reitero mi propuesta de que cuando las presentaciones sean abiertas al público, el currículo se pegue en la puerta o la pared del local para que ahí lo lea quien se interese, y una idea mejor: que el propio autor lea o diga en voz alta su currículo para que le agregue o le quite lo que le convenga y lo abrevie en lo posible.
Guillermo Munro sabe que soy su fiel lector, y como tal lo felicito y le reitero mi afecto, a reserva de que publicaré mi propia reseña en cuanto me eche al plato la obra
RETO A LOS MEDIADORES DE LECTURA
A los mediadores de lectura y en general, a quienes deseen entrarle al toro, los reto amistosamente a que nos pongamos a devorar textos, y que el Día del Libro de 2023 nos reunamos a dar cuenta de lo que leímos en los doce meses e intercambiemos opiniones sobre lo leído. Creo que con el ejemplo será más fácil enrolar nuevos lectores que con el bla bla bla. Les recordaré periódicamente este reto.
carlosomoncada@gmail.com
