¡Llamado a quienes han comenzado a retirarse de su butaca! Que haya pasado la discusión sobre la iniciativa de reforma eléctrica y que se haya aprobado la reforma a la Ley de Minería para proteger el Litio, no quiere decir que terminó ya la función. Vuelvan a sus lugares porque falta un plato fuerte: la reforma electoral.
Los titulares del Instituto Nacional Electoral están preocupados porque esa reforma podría dejarlos sin su chamba, chamba nada envidiable porque cada año les añade a sus respectivas cuentas bancarias unos dos millones de pesos. ¿Quiénes fueron los patrones o cuál fue la autoridad que les fijó esa preciosidad de sueldos? Ninguna, como el INE es autónomo, se los fijaron ellos mismos, y cuando AMLO gestionó una reforma para que ningún funcionario público gane más que el Presidente, se ampararon para seguir, como siguen, agarrados del abusivo privilegio.
Pero los sueños que el pueblo mexicano ha alentado en cuanto a una reforma electoral, va más allá de esos acumuladores de dinero. Es el sueño de terminar con los diputados y senadores de representación proporcional o plurinominales, o al menos disminuir su número. De hecho, se podría y debería atacar el problema desde la raíz bajando el número de diputados y senadores de los que llegan a las curules por haber ganado una elección.
Esos al menos sudan en la campaña y echan discursos y reparten promesas. Pero los “pluris” se la pasan apoltronados y sólo se ocupan de hacer valer influencias ante las directivas de sus partidos para que les abran el paso hacia las Cámaras. Y, naturalmente, quienes obtienen el cargo en las Cámaras son por lo general los pillos, que como no le deben su posición a los electores, en absoluto se preocupan por ellos.
Una buena reforma electoral será aquélla que flexibilice los mecanismos para que vivamos una verdadera democracia, y a la vez, que ordene ahorros sustantivos en los monstruosos presupuestos que se canalizan a partidos sin influencia ni fuerza. Una reforma, además, que permee a las entidades federativas en las que los vicios políticos han sentado sus reales.
¿Son necesarios los diputados de representación proporcional? ¿Lo son los regidores de los Ayuntamientos? Partidos de dimensiones ridículas que no ganan un solo distrito pueden acomodar en el Congreso uno o dos diputados “pluris” mediante interpretaciones tramposas de la ley vigente. A todos ellos les decimos en su cara: ¡Fuera!
La iniciativa de reforma electoral encenderá de nuevo las polémicas dentro y fuera del Congreso Federal con la circunstancia particular de que quienes más se empeñarán en entorpecerla serán los mandamases del INE. Serán los grandes perdedores y halaga el pensamiento de que podremos contribuir de alguna manera a sacarlos de sus puestos a patadas.
carlosomoncada@gmail.com