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Ayer hizo fiesta Telemax para celebrar su 63 aniversario. Hasta el gobernador del Estado la anunció en su página de Face Book. Si al año 2022 le restamos 63, queda 1959, año en que la familia Azcárraga inauguró el servicio de televisión en Hermosillo.
La trasmisión se iniciaba a las 16 horas con el “patrón de ajuste”, media hora de música para hacer los ajustes al equipo de la empresa y al del aparato receptor en casa. Luego pasaban una serie de antiquísimas caricaturas que, por aburridas y feas, no veían ni los niños. Y continuaban con una película mexicana de Tin Tan, Jorge Negrete, María Félix o Mapy Cortés (¡qué modernos!)
Los sábados se trasmitía box, y los domingos por la tarde, toros, pero no eran de ese momento sino de una semana atrás. Al principio hubo nacos que le apostaron al boxeador Equis, y que perdieron su dinero ante un vivo que sabía el resultado de la pelea porque lo habían leído días atrás en la prensa.
Toda la programación era grabada, igual que las telenovelas que, como ahora, hacían llorar a mamás y mamacitas. Las series gringas se volvieron pronto populares, como “Bonanza”, “La familia Adams”, “Combate”, “Los ángeles de Charlie” “La isla de la fantasía”, “El túnel del tiempo” y muchas otras.
Los programas locales fueron iniciados a la par por Abelardo Casanova con sus comentarios y el periodista Rubén Parodi con reportajes y entrevistas a los funcionarios del gobierno del Estado. Sus caballitos de batalla eran Arnoldo “El Nono” Ahumada, que hablaba siempre del fomento de la vivienda, y el ingeniero Manuel Puebla, cuyo rollo era la industrialización de Sonora. Se llegó a decir que ambos habían ganado premios literarios: Arnoldo con el cuento de la vivienda y Manuel con el cuento de la industria.
Solamente los sonorenses de Hermosillo veían tele, porque el Cerro de la Campana impedía la salida de las ondas más allá. Ni los de Ciudad Obregón habían logrado establecer el servicio. Tardó el gobierno federal quince años en instalar antenas parabólicas para que todos pudiéramos ver las Olimpiadas de 1968. Los ricos se adelantaron e instalaron de esas antenas en los techos de sus residencias, y era frecuente escuchar cómo se las echaban: “Mi antena capta 80 canales, o 95 o 115”, como si en un día pudieran verlos todos (ni en una semana), aparte de que muchas de esas trasmisiones eran en idiomas extranjeros que no entendían..
¿Alguien de quienes vivieron aquella época oyeron decir: “voy a sintonizar Telemax?”. Nadie, desde luego, porque Telemax no existía. ¿De dónde saca sus 63 años de vida?
Aquella planta era identificada como Canal 6 (no tardó en agregarse el Canal 12) y lo que ahora es Televisa, como Canal 2. Cuando Samuel Ocaña García fue gobernador (1979-1985) a fines del sexenio compró esa planta y entonces nació Telemax. De eso hará casi 40 años.
Pero si los directivos actuales quieren contar más aniversarios, a nadie dañan al hacerlo, excepto a la verdad histórica. Y eso en Sonora nunca ha importado mucho.
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