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En su sesión de ayer, la legislatura guardó un minuto de silencio en memoria de la regidora de Bácum asesinada en Ciudad Obregón. Un nombre más en la lista ya larga, larguísima, de víctimas. ¿Metieron a la cárcel y consignaron al culpable? No pregunte tonterías, amigo; si hace ya trece meses asesinaron al licenciado Abel Murrieta Gutiérrez y nadie sabe nadie supo, menos van a darte al que mató a esta señora con menor significación política.
Lo que debemos hacer cada uno de nosotros es aceptar su papel. Los sicarios están para asesinar a cambio de una paga; el de los ciudadanos es rogar al cielo porque no nos toque una bala, y el papel de las autoridades es mirar hacia otro lado.
Y en materia económica y financiera estamos igualmente desprotegidos. Hace un par de días, el gobernador Durazo echó las campanas a vuelo porque este año terminará de pagar los 2,500 millones de pesos que le prestaron los bancos para saldar las deudas que le dejó la gobernador Pavlovich.
¿Usted, amigo, puede imaginarse esos 2,500 millones de pesos en billetes de 500? Si le llegan de repente a su casa con esa billetiza, ¿la podrá recibir sin que los vecinos se enteren? ¿Y cuántas cajas fuertes necesitaría para mantenerla segura?
Es una cantidad tan elevada que no es posible aceptar que los adeudos se deben a errores administrativos sino, más bien, a grandes sinvergüenzadas.
Y no se investiga a los presuntos responsables. ¿Para qué? Es más fácil hacer como que está pasando esto en un país lejano y no nos concierne.
LA BANDERITA DE LA CARRETERA
Y aquí va otra. Desde que era diputada local, la ex gobernadora se agarró con uñas y dientes a la banderita de la carretera internacional. Que estaba destruida y constituía un peligro para los conductores y sus viajeros recorrer la parte norte. Pero ella le pondría remedio
Y prometió y prometió y siguió prometiendo cuando fue senadora y prometió cuando era gobernadora. Llegó al grado de avisarle al presidente López Obrador que la carretera estaba prácticamente terminada por lo que era bueno que agendara la inauguración. Pero no le dio fecha precisa, lo que se prestó para que el Presidente, que a veces la hace de chistoso, le respondiera al reportero que le preguntó cuándo: “para abril o para mayo”, como la canción.
Se fijó fecha pero se suspendió porque, le dijeron al presidente, hay unos contratistas que no cumplen con su trabajo. ¡Le mintieron al Presidente! Y no vino a inaugurar la carretera porque no había qué inaugurar. Hasta hoy le están entrando a las tareas que no hizo la anterior administración. ¿Y lo que se clavaron los que se fueron al cobrar trabajos no realizados?
En todas estas cuestiones lo mejor es hacerse el penitente. Y si hay que pasar junto a la porquería, aguantar la respiración para no oler el excremento y caminar con rapidez mirando en otra dirección. ¿Qué le vamos a hacer? Aquí nos tocó vivir.
carlosomoncada@gmail.com
